La identificación de soluciones AbE viables desde el punto de vista social, económico y medioambiental para cada comunidad se determinó mediante:
(1) evaluaciones participativas locales para identificar amenazas y posibles soluciones;
(2) encuestas a los hogares para recabar información sobre fuentes de ingresos y dependencia de los recursos naturales y
(3) análisis social de costes y beneficios (ACB) para comparar explícitamente los costes y beneficios de las opciones de adaptación, incluidos los impactos sobre los servicios ecosistémicos.
Históricamente, las comunidades micronesias han dependido de los servicios ecosistémicos y la conexión con los ecosistemas y la naturaleza sigue siendo fuerte en la actualidad. Esta fuerte conexión, unida a la propiedad y al conocimiento local, fue el principal motor de la aceptación y aplicación de la AbE. El enfoque de base permitió identificar los usos tradicionales de los recursos, que generalmente se asociaban a prácticas sostenibles.
a) Las reuniones participativas fueron el escenario esencial para que las distintas partes interesadas se reunieran y comprometieran su tiempo, como comunidad, para mantener y gestionar sus ecosistemas insulares;
b) El uso de un enfoque participativo ayudó a reforzar el sistema de gobernanza tradicional y a mejorar la responsabilidad y la apropiación de las comunidades insulares;
c) la participación activa reforzó las soluciones de AbE al reconocer la relevancia de la adaptación al cambio climático para los individuos, los hogares y toda la comunidad.