Áreas protegidas urbanas del Valle de Aburrá, un camino promisorio de gestión para la apropiación social de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos
El Valle de Aburrá es un paisaje interandino en el que se emplaza una ciudad de 3,6 mill. de habitantes. Gracias a notables procesos de participación ciudadana, valiosos esfuerzos técnicos y una voluntad política estable, la autoridad ambiental urbana ha declarado 6 áreas protegidas: Parque Natural Regional (Cerro El Volador) y Áreas de Recreación (Nutibara, La Asomadera, Piamonte, El Trianón-La Heliodora, y Ditaires). El Área Metropolitana del Valle de Aburrá ya cosecha los frutos del esfuerzo de conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, la adaptación climática, y la calidad de vida en un contexto con grandes retos de contaminación del aire, déficit de espacio público, y salud pública. La acción estatal, la apropiación ciudadana/empresarial, y la gestión del conocimiento demuestran que estas áreas son laboratorio promisorio de transformación cultural y resiliencia urbana ante el cambio climático
Contexte
Challenges addressed
1. Mayor reconocimiento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, concentrado por razones técnicas y económicas en áreas silvestres (Parques Nacionales) con amenazas intensas.
2. Evaluación de la efectividad del manejo acorde a objetivos/objetos de conservación acordes al contexto urbano.
3. Oferta continua de actividades de dinamización para una ciudadanía asidua visitante y más comprometida con su conservación.
4. Aumento de capacidad institucional (recursos humanos/financieros) para su administración y manejo.
5. Autoridad ambiental y urbanística efectiva para mejor manejo/mitigación de amenazas y presiones de transformación.
6. Articulación con municipios. Acción conjunta/diferenciada para una gestión más robusta.
7. Integración paisajística. Entornos favorables a su conservación. Reglamentación de zonas con función amortiguadora.
8. Cualificación de infraestructura (senderos, estancias, señalética) en zonas de mayor capacidad de carga recreativa.
Emplacement
Traiter
Summary of the process
La declaratoria de áreas protegidas urbanas permite preservar espacios de alta significación ecológica y social en un contexto especialmente denso de intereses y conflictos. Las AP constituyen un determinante ambiental de ordenamiento y son norma de superior jerarquía en los planes de ordenamiento territorial de los municipios. No obstante, su conservación efectiva trasciende lo jurídico: sin el aporte empresarial, la articulacíon institucional pública, y especialmente la presión ciudadana no será posible mantener y aumentar los servicios ecosistémicos que brindan a la sociedad metropolitana del Valle de Aburrá. Por ello la actividad lúdica, educativa, recreativa, e investigativa que se ha venido desarrollando por más de 11 años es la mayor garantía de una transformación cultural a partir de las contribuciones de la naturaleza al bienestar de las personas. De esto depende la sostenibilidad de estas áreas en beneficio de un territorio con alto déficit de espacio público y con problemáticas de convivencia ciudadana y salud física y mental acentuadas por las contaminación del aire, la segregación socioespacial, las condiciones de pobreza, y los efectos de la actual pandemia.
Building Blocks
Estrategias lúdicas, pedagógicas y comunicativas para la apropiación social de las áreas protegidas.
La garantía de conservación de las áreas protegidas urbanas, más allá del ejercicio técnico y jurídico de declararlas, es un robusto proceso de involucramiento social. Para ello ha sido fundamental que se desarrollen acciones y estrategias para fomentar la lúdica y la educación ambiental en torno a las áreas protegidas, ampliando una conciencia colectiva sobre la importancia de su conservación, no sólo para la bidioversidad sino para la calidad de vida en la ciudad.
La apropiación de conceptos socioecológicos se convierte en un factor clave para alcanzar los objetivos de conservación de las áreas protegidas. En la medida en que los actores se comprometan y reconozcan los valores y servicios ecosistémicos que prestan este tipo de espacios para lograr el desarrollo sustentable de las ciudades, se garantiza la permanencia en el tiempo de estos espacios en condiciones deseables para la conservación de la biodiversidad y de la amenidad, el disfrute, bienestar y salud física y mental de todos.
Enabling factors
La continuidad de los procesos de apropiación social a partir de la educación ambiental y la comunicación pública para la biodiversidad, brindan herramientas para la gestión y el co-manejo adecuado de las áreas protegidas, facilitando acciones articuladas entre todos los actores: institucionales, ciudadanía, académicos y sector privado.
Lesson learned
- Las estrategias de educación ambiental y de dinamización a través de actividades como los recorridos interpretativos, yoga, tejido, avistamiento de aves, etc, permiten un mejor aprendizaje, comprensión y apropiación de las áreas protegidas en la medida que se construye otro tipo de relación entre los seres humanos y la naturaleza y la búsqueda de una visión biocéntrica de la vida donde se reconocen las interdependencias.
- Se fortalecen y brindan otras herramientas educativo-ambientales, así como otras acciones de conservación que se venían desarrollando por parte de los ciudadanos y otros actores antes de la declaratoria.
- La incorporación en la ciudadanía y el gobierno de algunos conceptos a partir del diálogo de saberes ayudan a la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad.
- La acción participativa como eje fundamental para lograr el éxito en la gestión de las áreas protegidas.
- Se involucran otros actores y sectores en la estrategia de conservación de las áreas protegidas, incluidas las Universidades y empresas, que realizan aportes a partir de sus intereses y capacidades específicas.
Relacionamiento estratégico para la gestión de las áreas protegidas en el contexto urbano
El relacionamiento entre actores (institucionales, ciudadanía, académicos y sector privado) permite la creación de mecanismos de administración y co-manejo que responden a las necesidades del área protegida y al manejo efectivo en el marco de la ejecución de los Planes de Manejo contribuye en la gobernanza ambiental de las áreas protegidas.
Enabling factors
- La optimización de los recursos y capacidades institucionales en la implementación de los planes de manejo de las áreas protegidas para su gestión efectiva.
- La definición de los roles y competencias de los diferentes actores con respecto de las áreas protegidas, permite una mayor claridad en cuanto a las instancias de acción y participación en su gestión, control y seguimiento.
- Fortalece la participación ciudadana, las alianzas interinstitucionales de carácter gubernamental, comunitario y privado.
Lesson learned
- Reconocimiento de las acciones, saberes e iniciativas de la ciudadanía en torno a la conservación y protección de estos espacios estratégicos para el mantenimiento de la biodiversidad y la preservación de los servicios ecosistémicos.
- El co-manejo potencia el diálogo interinstitucional y el intercambio de saberes para desarrollar una construcción conjunta de las áreas protegidas, que permitan el fortalecimiento de la confianza entre los actores alcanzando niveles de buena gobernanza.
- El aporte de la empresa privada contribuye a la sostenibilidad de las áreas protegidas urbanas, a la vez que es potencialmente funcional a las acciones de responsabilidad ambienal del sector privado.
Las áreas protegidas como determinantes ambientales en el ordenamiento territorial.
Las áreas protegidas en el contexto urbano se convierten en un determinante ambiental de la planificación y el ordenamiento del territorio, que al ser normas de superior jerarquía blindan estos espacios frente a los cambios que puedan pensarse en relación con los usos del suelo diferentes a la conservación y preservación de la biodiversidad y dependencia a voluntades políticas para su gestión.
Enabling factors
- Permiten orientar a las administraciones municipales en torno al uso del suelo al interior de las áreas protegidas, garantizando espacios verdes que ayuden a la adaptación y mitigación de los efectos de cambio climático y respondan a los retos de las ciudades resilientes, sostenibles y biodiversas.
- Reducen la aparición de conflictos socioambientales alrededor de los ecosistemas estratégicos en las áreas urbanas.
- Favorecen el cumplimiento de los objetivos de Desarrollo Sostenible y las metas AICHI del Plan Estratégico del Convenio de Diversidad Biológica.
Lesson learned
Que las áreas protegidas sean determinantes ambientales del ordenamiento del territorio es la posibilidad más clara que existe para evitar la alteración, degradación, o desaparición de ecosistemas estratégicos en el contexto urbano, favoreciendo el derecho colectivo al ambiente sano, en tanto estas no pueden ser desconocidas por las administraciones municipales ni por las voluntades políticas de turno.
Ahora bien, no sólo basta con la incorporación de éstas dentro de las herramientas de planificación, para posicionar la designación, regulación y administración a fin de alcanzar objetivos específicos de conservación en las políticas públicas y que exista un compromiso eficaz frente a estas. Es necesario la coordinación y articulación interinstitucional para lograr un manejo efectivo de las áreas protegidas en un escenario particularmente denso en conflictos e intereses como es el paisaje urbano.
Impacts
La declaratoria de estas áreas representa un paso importante para la atenuación significativa de amenazas y la protección definitiva de espacios verdes de alto valor ecológica y social en medio de una matriz densamente urbanizada. Esto ha permitido aumentar el conocimiento de la biodiversidad urbana de la región, así como el reconocimiento y la valoración de servicios ecosistémicos como la regulación microclimática, la captura de material particulado, la regulación hídrica, los beneficios cognitivos, culturales y espirituales asociados a la biodiversidad, entre otros. Todas hacen parte del patrimonio paisajístico de la región y una de ellas ha sido declarada además como Bien de Interés Cultural Nacional (El Volador) por sus valores históricos y arqueológicos, constituyendo un patrimonio mixto (natural y cultural).
A partir de ellas se ha generado un escenario de fortalecimiento de la gobernanza ambiental a través de acciones lúdicas, recreativas, educativas e investigativas (incluyendo tesis de nivel doctoral), así como de comunicación pública y toma de decisiones.
También han permitido fortalecer la red ecológica urbana, de la que son nodos estructurantes, y el Sistema Metropolitano de Áreas Protegidas, convirtiéndolas en determinante ambiental y norma de superior jerarquía en los procesos de ordenamiento territorial que desarrollan las administraciones locales.
Beneficiaries
Alrededor de 3,5 millones de personas de la región metropolitana del Valle de Aburrá, conformada por diez municipios (Caldas, La Estrella, Sabaneta, Envigado, Itagüí, Medellín, Bello, Copacabana, Girardota y Barbosa). Visitantes Nacionales/Internacionales
Sustainable Development Goals
Story
El banco de germoplasma del Área de Recreación Cerro La Asomadera[1]
[1] Algunos elementos de esta historia fueron tomados de la crónica “El cerro que asoma a otros cerros”. Recuperado de https://www.periferiaprensa.com/index.php/component/k2/item/2537-el-cerro-que-asoma-a-otros-cerros
De acuerdo con los relatos de sus habitantes el nombre de La Asomadera se le dio porque las gentes venían a asomarse, a despedirse de sus visitantes. Era camino obligado hacia Medellín, los viajeros o arrieros que llegaban desde el sur del Valle de Aburrá debían cruzar por el lugar. Desde allí se divisaba todo el valle, un lugar cubierto de cañaverales y con peligrosos barrancos a la sombra de los guayabales. Con el tiempo se fue llenando de casas. Luego se convirtió en un basurero. Finalmente, gracias al empeño de ciudadanos como don Herman y don Hernando este lugar se convirtió en una reserva llena de variedad de flora y fauna. Un arboreto tan importante como el Jardín Botánico oficial de la ciudad. El basurero fue convertido en un paraíso. Sacaron los escombros y basuras, organizaron senderos y sembraron árboles por doquier. En este proceso participaron ciudadanos de barrios cercanos, organizaciones ambientales e instituciones educativas. Después de casi 32 años cuando iniciaron las siembras, y ya con la declaratoria en el 2011 como área protegida, este se convirtió en un importante lugar que articula diferentes actores que movilizan acciones en torno a su conservación. Actualmente se registran más de 411 especies de flora nativa colombiana y de 81 especies de avifauna. Además de tener un vivero convertido en un banco de germoplasma para la conservación de especies nativas del territorio nacional y regional en un total de 26,6 hectáreas. Con las actividades de dinamización los actores que confluyen en este lugar, ya saben, por ejemplo, qué es una zarigüeya y por qué conservarlas (además de su natural derecho a existir! son importantes dispersoras de semillas). Esta área protegida y las demás áreas que conforman el Sistema Metropolitano de Áreas protegidas son un laboratorio socioecológico en donde se dan clases de yoga, siembra de huertas, manejo de residuos, avistamiento de aves y biodiversidad. Un espacio de movilización colectiva para la conservación, la construcción de ciudadanías ambientales y generación de conciencia en los ciudadanos, empresarios, sector público y académico.