
Efectos de la gestión de los espacios verdes urbanos en la salud de los árboles y el suelo

La gestión de la vegetación y los suelos desempeña un papel importante en el ciclo del carbono en los entornos urbanos, pero nuestra comprensión de los ciclos del carbono en los espacios verdes y azules urbanos es muy limitada. Estos espacios pueden aportar beneficios esenciales al balance global de carbono de una ciudad, así como otras ventajas importantes relacionadas con la mitigación de las inundaciones, el confort térmico, la calidad del agua, la biodiversidad, la reducción de la contaminación atmosférica y acústica y la mejora de la salud y el bienestar humanos.
En Europa, se estudiaron los árboles y el suelo urbanos en 6 localizaciones (tres parques) de Birmingham, Londres y París para entender cómo la gestión de los espacios verdes urbanos afectaba a la salud de los árboles y del suelo y, por tanto, a la captura y almacenamiento de carbono. En el proyecto colaboraron investigadores de Earthwatch y de institutos del Reino Unido y Francia que guiaron a un equipo de científicos ciudadanos para recoger mediciones del suelo y los árboles sobre el terreno, así como tomar muestras del suelo y las hojas para analizarlas posteriormente en el laboratorio.
Contexto
Défis à relever
Ubicación
Impactos
Los científicos ciudadanos recogieron datos sobre la longitud de las ramas, el número de hojas, el área foliar y el contenido de clorofila de las hojas para estimar el crecimiento y la vitalidad de cada árbol del estudio. Los sensibles microdendrómetros que recogieron miles de puntos de datos a lo largo de 20 meses también registraron los intrincados cambios en el diámetro de los árboles que pueden utilizarse para deducir el crecimiento, la transpiración, la fenología, la movilización de reservas, el estado de salud y la temperatura atmosférica. Los datos recogidos revelaron que los árboles gestionados mostraban el mayor crecimiento. Los científicos del proyecto asociaron esta mayor productividad a la falta de competencia de otros árboles por recursos como la luz en los entornos gestionados.
Los científicos también midieron el color del suelo como indicador de la materia orgánica y tomaron muestras para analizarlas en el laboratorio. Los resultados mostraron que el carbono del suelo era mayor en las zonas no gestionadas, donde no se retiraba la hojarasca ni otra vegetación y el espaciado entre árboles era pequeño. Los suelos de estos lugares tenían un mejor almacenamiento de carbono, en comparación con los suelos donde se eliminaron las hojas de los árboles (lugares gestionados).
Los resultados muestran cómo la ubicación y la gestión de los árboles aportan una serie de beneficios en relación con la captura y el almacenamiento de carbono. Los investigadores también destacaron la correlación entre los datos recogidos por los científicos ciudadanos, los sensores y las muestras de laboratorio, lo que subraya el valor de la participación de las comunidades en la recogida de datos científicos.