
Fomento de la coexistencia comunitaria con el perro salvaje africano

Los perros salvajes africanos que viven en zonas de conservación comunitaria en el norte de Kenia se enfrentan a retos debidos a la depredación del ganado, que da lugar a una percepción negativa y, en ocasiones, puede culminar en matanzas de represalia. Además, existe una amenaza cada vez mayor de contraer enfermedades como la rabia y el moquillo canino, que proceden principalmente de las poblaciones de perros domésticos. A medida que aumente la población humana, habrá más interacción entre perros domésticos y salvajes y, por tanto, más posibilidades de actitudes negativas y propagación de enfermedades.
A lo largo de los tres años que duró el proyecto, conseguimos, gracias a la implicación de las comunidades de base, cambiar la percepción de un 10% positivo (el porcentaje de personas dispuestas a coexistir con los perros salvajes africanos en las mismas zonas de pastoreo compartido) al principio del proyecto a un 70% positivo al final.
También aumentamos la cobertura de vacunación contra la rabia y el moquillo canino de menos de 6.000 km2 a más de 10.000 km2.
Efectivamente, no hubo muertes de perros salvajes por enfermedades durante el periodo del proyecto.
Impactos
A lo largo de los tres años que duró el proyecto, conseguimos, gracias a la implicación de la comunidad, cambiar la percepción de un 10% de coexistencia positiva (porcentaje de miembros de la comunidad dispuestos a compartir tierras de pastoreo con el perro salvaje africano) al principio del proyecto a un 70% de coexistencia positiva al final.
Se consiguió la participación de más comunidades a través de reuniones de base, visitas escolares y grupos de teatro, lo que permite un mayor intercambio de conocimientos, lo que se traduce en una actitud positiva sostenida hacia la conservación del perro salvaje.
El número de perros salvajes aumentó de 26 (2 manadas) registrados a 112 (11 manadas) al final del periodo del proyecto.
También aumentamos el área de vacunación de 6.000 km2 al principio a más de 10.000 km2, lo que significa menos posibilidades de que los perros salvajes estén expuestos a la rabia y al moquillo canino.
Efectivamente, no hubo muertes de perros salvajes por enfermedades durante el periodo del proyecto.