
Restauración del paisaje forestal (FLR) a gran escala con especies arbóreas autóctonas y sistemas agroforestales

Gran parte de los bosques tropicales de Borneo (Kalimantan) han sido talados o están degradados. Las zonas degradadas están sujetas a la erosión, ofrecen pocos servicios ecosistémicos y no proporcionan ingresos a la población local. Una solución es la restauración del paisaje forestal con especies arbóreas autóctonas y sistemas agroforestales, empezando por especies pioneras de crecimiento rápido y viables comercialmente que estabilizan y mejoran el suelo con la fijación de nitrógeno. En un segundo paso, se añaden plantas agrícolas y especies arbóreas con una rotación más larga. Los abonos orgánicos, como el compost, contribuyen a restaurar la fertilidad del suelo.
Impactos
La solución aprovecha la transformación del sector maderero indonesio, que ha pasado de la madera dura cortada en bosques naturales a especies de madera ligera de crecimiento rápido capaces de crecer en suelos pobres. Especies pioneras como Paraserianthes Falcataria mejoran la fertilidad con la fijación de nitrógeno y potencian el control de la erosión. Una vez arraigados estos efectos rehabilitadores iniciales, se pueden intercalar otras plantas -tanto cultivos alimentarios como comerciales- y plantar otras especies arbóreas. De este modo, las zonas en cuestión vuelven a ser capaces de prestar servicios ecosistémicos como la captación de agua y servir de corredor de biodiversidad. Además, los árboles en crecimiento absorben carbono de la atmósfera y aumentan las reservas de carbono del suelo. Por último, pero no por ello menos importante, las comunidades y los agricultores que participan en la solución crean una fuente sostenible de ingresos gracias a los árboles de madera ligera de rotación rápida, las maderas duras de rotación más larga y los cultivos comerciales, y pueden utilizar zonas anteriormente degradadas para la producción de alimentos. Las zonas de RPF también reducen la presión sobre los bosques primarios, puesto que las comunidades ya no dependen de su explotación para obtener materiales de construcción, alimentos e ingresos. Además de las actividades que se llevan a cabo en las zonas degradadas, las comunidades implicadas reservan partes de bosque primario o secundario rico en biodiversidad para su conservación y regeneración, contribuyendo así a la FLR a escala de paisaje.