La evaluación del impacto social se basó en un método participativo que consistió, en primer lugar, en consultar a las comunidades locales sobre su percepción de los impactos asociados a la existencia del área protegida y, a continuación, en realizar un análisis en profundidad de dichos impactos mediante una encuesta a una muestra de hogares y elaborar un plan de acción. En cada etapa de la consulta a las partes interesadas, se elabora un informe para las partes consultadas sobre los resultados obtenidos y los pasos siguientes. La evaluación IMET reunió a los mismos grupos de partes interesadas que la evaluación SAPA, pero en menor número y utilizando un método diferente basado en una serie de preguntas de evaluación. Al final del proceso, cada evaluación dio lugar a propuestas de actuación basadas en las lagunas detectadas. Aunque realizadas por equipos diferentes y utilizando métodos distintos, la mayoría de las acciones propuestas por los dos métodos de evaluación eran similares. Esto refleja la calidad de las investigaciones realizadas, una buena aplicación de la metodología y un buen análisis de los resultados. También podemos concluir que estos dos métodos, aunque se centren respectivamente en los impactos sociales y en la eficacia de la gestión, pueden ser complementarios en la evaluación de áreas protegidas.
El rigor del método de evaluación fue decisivo para la obtención de los resultados. De hecho, aunque se trataba de métodos de evaluación diferentes, con sus respectivas etapas y metodología, se llegó a conclusiones similares en cuanto a las acciones que debían aplicarse como resultado de cada evaluación. También hay que decir que el buen conocimiento del lugar por parte de los expertos implicados en las evaluaciones les permitió realizar una evaluación precisa de la situación y proponer acciones ciertamente adecuadas.
En cuanto a las lecciones aprendidas, podemos decir que es importante, a la hora de realizar evaluaciones de áreas protegidas, recurrir a evaluadores especializados que, además de sus conocimientos metodológicos, tengan un cierto dominio del contexto de gestión del área protegida para realizar análisis más detallados y acordes con las realidades locales.
También creemos que en el contexto de las áreas protegidas comunitarias, la evaluación IMET por sí sola no es suficiente para identificar las prioridades de gestión. La fuerte presencia de comunidades en este tipo de áreas protegidas significa que el bienestar social de las comunidades locales debe tenerse en cuenta para que la gestión global del área protegida sea eficaz.