Debido a la creciente demanda de variedades híbridas, las semillas de variedades locales de hortalizas y cultivos anuales son cada vez más escasas en los mercados locales. La ventaja de las variedades locales es que proceden de polinización abierta, es decir, que sus semillas pueden reproducirse a nivel de aldea. Sin embargo, conservar la pureza de las variedades exige un control constante. Las plantas que no presenten las características de la variedad deben ser eliminadas.
Se recomienda conservar las semillas de las variedades locales almacenándolas en bancos de semillas locales. Si no existe ningún banco de semillas, debe apoyarse la creación de uno nuevo para garantizar la disponibilidad a largo plazo de material genético in situ.
La recolección, reproducción e intercambio de variedades locales de semillas es una tradición que algunos agricultores transmiten de generación en generación. Además, el espíritu de colaboración mutua entre agricultores se observa en el frecuente intercambio gratuito de semillas. Reconocer la importancia de esta práctica y apoyar a los agricultores en la gestión de los bancos de semillas puede garantizar la conservación de las variedades locales, su disponibilidad para los agricultores interesados y su transmisión a las generaciones venideras.
La costumbre es tal que los agricultores intercambian un tipo de semillas por otro. A menudo, los agricultores que mantienen un banco de semillas comunitario también dan gratis las semillas que tienen. Esto podría funcionar en algunos otros países, con una mentalidad similar, sin embargo, para garantizar la sostenibilidad de un banco de semillas comunitario, podría ser una opción fijar un precio para las semillas.
Además, conectar los pequeños bancos de semillas comunitarios gestionados por los agricultores y las instituciones más grandes, como el Centro Nacional Republicano de Genética de la Ciencia, que cuenta con grandes bancos de genes, facilita también el intercambio de variedades locales y razas autóctonas entre pueblos y distritos.