

La salud planetaria examina las formas en que la salud humana se ve afectada por las alteraciones causadas por el hombre en los sistemas naturales de la Tierra. Dentro de esa definición hay un bucle de retroalimentación. Los cambios medioambientales antropogénicos afectan a la salud de las personas. Al mismo tiempo, la forma en que las personas interactúan con el entorno natural influye en su bienestar físico, social y mental y en su seguridad económica. Este bucle reitera la interconexión de la salud humana y los sistemas medioambientales. Introduce la posibilidad de diseñar soluciones de salud planetaria beneficiosas para todos que reconozcan que un cambio en un sistema puede desencadenar cambios positivos en otro. Las palancas ecológicas para la salud pública son intervenciones en el ecosistema o el espacio de conservación que tienen resultados positivos para la salud humana.
La intervención de ASRI en la salud planetaria se llevó a cabo mediante la creación de un programa dual de conservación-salud capaz de mejorar la salud humana y reducir la deforestación de las selvas tropicales.
La intensificación de las intervenciones de salud planetaria diseñadas por la comunidad durante la pandemia de Covid-19 ha mejorado la resiliencia de la comunidad y ha preparado a la gente para las futuras conmociones del cambio climático. No sólo nos hemos centrado en una respuesta de emergencia a las enfermedades infecciosas para las comunidades, sino que también hemos invertido en un paquete de estímulos para las selvas tropicales con el fin de garantizar a la vez el bienestar y la resiliencia. Aumentar la seguridad alimentaria tendrá repercusiones tanto para el medio ambiente como para la salud humana. La reforestación disminuirá la transferencia zoonótica de enfermedades y mejorará la integridad de los ecosistemas, lo que favorecerá la salud humana.