
Isla segura para las aves marinas

El proyecto Islas Seguras para las Aves Marinas se llevó a cabo en la isla de Corvo y el islote de Vila Franca do Campo (VFCI), en la isla de São Miguel, en las Azores. Fue un proyecto pionero para la conservación de colonias de aves marinas mediante la restauración de hábitats y el control y erradicación de especies exóticas invasoras (EEI).
Este proyecto evaluó el impacto de los depredadores en la reproducción de las aves marinas y probó varios métodos para reducirlo. Una de las soluciones más innovadoras fue un cercado libre de plagas instalado en la "Reserva Biológica de Corvo", que se limpió de depredadores y se restauró al hábitat natural. También se restauraron hábitats en una reserva de mayor altitud y en la zona restringida de VFCI. La restauración del hábitat permitió a las aves marinas un mejor acceso a las madrigueras, pero también se construyeron nidos artificiales para aumentar la disponibilidad de nidos.
La educación y la concienciación también fueron de gran importancia para el proyecto. En la fase posterior al proyecto, las zonas restauradas se mantuvieron con regularidad y continuaron las acciones educativas.
Impactos
La evaluación del impacto de la depredación sobre las aves marinas mostró que los gatos son responsables del 84% de los casos de depredación de pollos de pardela cenicienta y que las aves marinas representan el 10,6% de la dieta de la rata negra en Corvo. Durante el proyecto se castró al 51% de los gatos domésticos y al 40% de los gatos asilvestrados.
Se construyó la primera valla 100% a prueba de plagas de Europa, se erradicaron los ratones domésticos y se restauró el hábitat. Se translocaron polluelos de pardela cenicienta que volaron con éxito en un 90% y se espera que vuelvan a criar en los próximos 6 o 7 años.
La restauración del hábitat se llevó a cabo mediante el control de plantas exóticas invasoras.. Se plantaron más de 23.000 plantas autóctonas y endémicas (12.300 en el Islote de Vila Franca do Campo, 7.300 en la Reserva Biológica de Corvo y 3.500 en la Reserva Biológica de Altitud). Además, se construyeron 400 nidos artificiales para las especies objetivo.
Todos los habitantes de Corvo se implicaron y apoyaron el proyecto y todos los alumnos participaron en el Programa de Educación Ambiental. Se salvaron más de 800 juveniles de pardela cenicienta y una pareja reproductora fue seguida en directo por más de 25.000 personas en más de 70 países.
Se instalaron los primeros contenedores de reciclaje públicos de Corvo y se entregaron 150 contenedores de reciclaje individuales a todos los hogares de Corvo.
Este proyecto permitió crear 4,5 puestos de trabajo directos anuales y entre 1,5 y 2,5 indirectos en la región y contribuyó con un 0,81% al Producto Interior Bruto de la isla.