Uno de los principales pilares de esta solución es la ciencia ciudadana, ya que los propios habitantes de la zona vigilaban la colonia de buitres, por lo que les resultaba muy fácil comprender el declive de la población de buitres. Además, la eliminación de los cadáveres era una carga para ellos. La ciencia ciudadana es muy útil a la hora de movilizar al grupo para que actúe y aborde el problema. Las comunidades se mostraron muy favorables a la creación de un restaurante para buitres gestionado por la comunidad. El restaurante para buitres gestionado por la comunidad consiste en un establo donde se mantienen las vacas viejas hasta que mueren de forma natural y luego se les da de comer a los buitres en un espacio abierto designado para ello. De este modo, los buitres que tienen allí una colonia de anidamiento podrán alimentarse de los cadáveres sin diclofenaco. Además, se ha creado un observatorio de aves y un centro de información para que los turistas y el público en general vean cómo se alimentan los buitres y las comunidades locales compartan información sobre la crisis de los buitres en el país y los esfuerzos de conservación. Las comunidades también se benefician de la promoción turística.
Un concepto de acción local muy simple es el factor que ha permitido el éxito de este bloque de construcción. Las acciones son las mismas que haría un agricultor en su vida cotidiana, pero han conseguido atraer visitantes y generar ingresos para la población local.
La institucionalización del grupo y la buena gobernanza son muy importantes para trabajar con la comunidad local a largo plazo. Un plan a largo plazo documentado será muy útil para una buena colaboración. La actividad generadora de ingresos debe estar siempre vinculada a la participación de la población local en el trabajo de conservación a largo plazo.