Diálogo entre los grupos de pescadores y los responsables de las AMP
Cuando se decidió designar la región como Zona de Reserva, una Asociación de Pescadores reunió a 16 grupos pesqueros que llevaban décadas utilizando los recursos marinos de la zona. Para reducir los conflictos entre la población local y la autoridad del área protegida, se dejó claro que se respetarían los derechos preexistentes, como los de los pescadores. En el documento técnico presentado al gobierno para la declaración de la Zona Reservada, se indicaba claramente que los grupos organizados a través de la asociación de pescadores utilizaban históricamente los recursos marinos de la zona. Durante el proceso de categorización de la Zona Reservada, el gobierno define la categoría final y la extensión del área protegida en función de los objetivos de conservación e impone restricciones de uso de los recursos naturales. En principio, es en este momento cuando hay que tener en cuenta la participación local, el diálogo y los datos científicos para decidir el futuro esquema de gestión del área protegida. Se celebraron varias reuniones con cada uno de los grupos de pescadores y su asociación para explicarles las distintas categorías de áreas protegidas que contempla el ordenamiento jurídico. Gracias al proceso participativo, San Fernando fue declarada Reserva Nacional y los pescadores locales se sintieron implicados y escuchados en el proceso.
La visión y el compromiso de las personas que participaron y dirigieron el proceso de diálogo se mantuvieron constantes, lo que generó confianza en las relaciones entre los implicados. En caso de que cambien los responsables, hay que respetar los acuerdos previos y resulta especialmente importante tenerlos por escrito.
Los procesos de establecimiento, categorización y zonificación de la Zona Reservada de San Fernando demuestran que los procesos participativos llevan más tiempo, pero conducen a acuerdos más legítimos y respetados por quienes participaron en el proceso. Es importante registrar los acuerdos, levantando actas de las reuniones y, si es posible, de las posiciones de las distintas partes, para documentar la coherencia de las posturas de los distintos actores. Los debates y negociaciones sobre cuestiones complejas deben celebrarse en lugares adecuados. Una Asamblea General abierta al público es ideal para generar una sensación de apertura y difundir información general. Lo ideal es celebrar reuniones preparatorias antes de la Asamblea, con los representantes de las asociaciones para que dispongan de información previa y se conozcan sus posiciones. No cree expectativas que no puedan cumplirse. Sea transparente con la información.