







Los paisajes duros consisten en gravas de colores, estructuras para cenadores, instalaciones para barbacoas, fuentes de agua, pistas de footing y zonas deportivas. Se tuvieron en cuenta múltiples factores para minimizar los requisitos paisajísticos (por ejemplo, riego y mantenimiento) y los costes, al tiempo que se creaban zonas multifuncionales que añadieran valor al lugar (por ejemplo, zonas deportivas, de barbacoa, de meditación, recreativas, para sentarse y pasear).
El diseño debe mantener un equilibrio entre los paisajes blandos y los duros para lograr el nivel deseado de vegetación y minimizar los costes. Además, el diseño debe hacer un buen uso del paisaje para mejorar la funcionalidad de la zona ajardinada.
Existe una necesidad real de utilizar paisajes duros en paisajes situados en regiones áridas para reducir la dependencia de los paisajes blandos cultivados y sus requisitos relacionados (riego, mantenimiento y costes), al tiempo que se crean características interesantes y áreas funcionales en el paisaje. Una de las principales lecciones aprendidas es que, a la hora de planificar un paisaje en una región desértica, hay que intentar construir y aplicar de la mejor manera posible componentes de paisajismo duro (por ejemplo, mantillo, piedras de colores, cenador, zonas de barbacoa, fuente de agua reciclada) para enriquecer la diversidad y funcionalidad del paisaje sostenible establecido, al tiempo que se reducen las necesidades de agua de riego, el mantenimiento y los costes totales. Lo que más interesa a los visitantes de los paisajes es la visión general del paisaje y su interés visual, al tiempo que se crean zonas funcionales, y no necesariamente el gran número de plantas cultivadas es el único factor significativo para establecer un paisaje. Así pues, lo mejor es utilizar los paisajes duros y blandos de forma conjunta y alternativa para crear un paisaje interesante y sostenible en tierras áridas.