El proyecto puso en marcha varias plataformas para la resolución de problemas (por ejemplo, una sobre la delimitación de fronteras entre unidades territoriales); las plataformas sirven como grupos de trabajo para la resolución de conflictos y la creación de consenso. Al crear las plataformas, el proyecto designó a miembros de los distintos grupos interesados, les proporcionó formación y orientación intensivas y estableció mecanismos de reclamación.
La GIZ tuvo en cuenta la realidad de los grupos marginados de la población indígena y su visión del desarrollo. Para ello, involucró estrechamente a la población local en la concepción de los proyectos, basándose en el Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) como principio decisivo para la acción. Además, promover el diálogo entre las comunidades locales, los Consejos Territoriales y los Municipios es necesario para minimizar los conflictos y generar confianza entre los distintos actores.
- Los sistemas de salvaguarda y los análisis de conflictos pueden ayudar a identificar los riesgos y a integrar las medidas adecuadas en el concepto y la ejecución del proyecto.
- En la fase de planificación del proyecto, es crucial prever tiempo y presupuesto suficientes para el desarrollo participativo del enfoque del proyecto y para que los procesos de salvaguarda sean significativos.