Desde el punto de vista social, el modelo de proyecto logra de manera razonable y costo-efectiva, en un tiempo relativamente corto (1-2 años), generar condiciones productivas que mejoran la calidad de vida de las familias beneficiarias en dos sentidos: la incorporación de una dieta más variada que incluye más verduras, frutas y proteínas (pollos y huevos) y la diversificación de actividades productivas que a su vez incrementan los ingresos económicos percibidos por las familias.
- Prácticas agrícolas sostenibles: La transición de actividades insostenibles a actividades sostenibles proporciona resultados positivos notables en cuanto a la producción.
- Intercambio de conocimientos: El proyecto conecta el conocimiento tradicional y el científico, proporcionando así enfoques más integrales (diferentes formas de conocer, valor del agua más allá de lo tangible, social, económico, ecológico y espiritual).
Comprensión de la comunidad: El personal del proyecto es de la región y son agricultores, lo que garantiza que las ideas y objetivos del proyecto se ajusten a las necesidades de la comunidad, como, por ejemplo, necesidades dietéticas, intereses ecoturísticos, etc. El número de familias interesadas en participar en el proyecto va en aumento, lo que da fe de su éxito.
- Seguimiento: La comparación de la situación previa y posterior a la ejecución del proyecto demuestra la importancia de este componente. Estos datos se complementan con información y cifras sobre la producción posterior a la fase, que permiten dar cuenta de la magnitud del cambio logrado en términos de mejora de la calidad de vida de los beneficiarios.