Gestión adaptativa del hábitat

Este enfoque busca mantener saludables las áreas naturales protegidas, lo que se logra a través de actividades de monitoreo biológico e implementación de programas de vigilancia, atención a visitantes en reservas naturales, mantenimiento de infraestructura y acciones de restauración. El manejo adaptativo se construye paso a paso, considerando el desarrollo sustentable y los usos de las comunidades locales y el conocimiento científico. Por ello, las acciones de manejo se coordinan estrechamente con el sector académico nacional e internacional, buscando que el establecimiento de áreas protegidas responda a las necesidades globales de conservación. Lo que ocurre en las áreas protegidas es la base de las acciones de conservación a largo plazo.

Desde 2018 trabajamos en la restauración de las dunas de la Reserva Natural de Punta Mazo. Los sitios de restauración han sido un éxito: la vegetación recuperó su espacio y hoy estos senderos están cubiertos casi en su totalidad por vegetación nativa. En 2017 creamos el programa de conservación, cuyo objetivo es implementar un monitoreo biológico a largo plazo en el intermareal rocoso y los humedales del complejo lagunar de San Quintín. Ambos ecosistemas son vulnerables a los impactos causados por la actividad humana, por lo que es fundamental generar herramientas que ayuden a conservarlos.

El Programa de Uso Público busca identificar las oportunidades y preocupaciones de cada uno de los actores a través de talleres participativos con los diversos actores del área y una búsqueda bibliográfica sobre todos los trabajos científicos realizados en la región. Esto permitirá establecer un abanico de oportunidades o experiencias que permitan regular las actividades realizadas en la zona. El objetivo es encontrar estrategias de gestión que maximicen los diversos intereses de los usuarios y los intereses de conservación del hábitat, mitigando así el impacto humano, el cambio climático y mejorando la resiliencia del lugar.