La seguridad de la fauna salvaje implica algo más que balas y botas sobre el terreno. Las Mambas Negras son la primera línea de defensa. Son los ojos y los oídos de la reserva y están desarmados. La militarización de la seguridad de la fauna salvaje puede crear conflictos entre las comunidades y las áreas protegidas. Aunque las fuerzas armadas son necesarias, es fundamental que se establezca un vínculo entre la comunidad y la reserva a través de guardas que no estén implicados en el lado militarizado de la conservación. El objetivo es crear una plataforma positiva en la que las mujeres sean vistas como modelos para sus familias, los niños de la comunidad y otros miembros de la comunidad.
- Capacitación de mujeres rurales mediante la creación de empleo y el desarrollo de capacidades
- Formación paramilitar y contra la caza furtiva
- Formación en otras materias como conservación, participación comunitaria, educación medioambiental
- Creación de entornos de trabajo seguros y saludables para las guardabosques
La presencia de mujeres en el personal puede crear cierta resistencia en las comunidades o entre los gestores de las áreas protegidas, ya que no es la norma. Hará falta perseverancia para demostrar que las mujeres guardabosques son las candidatas ideales para proteger las áreas naturales, ya que tienen un conjunto de aptitudes diferente al de los hombres y es fundamental que se utilicen tanto las aptitudes de los hombres como las de las mujeres. Hará falta tiempo antes de que cambien los puntos de vista y las mujeres rurales puedan convertirse en miembros activos en el ámbito de la seguridad de la vida salvaje.