El proyecto proporcionó fuentes alternativas de propagación (huertos domésticos para 500 hogares en 5 pueblos) aumentando la diversidad en torno a la comunidad forestal y reduciendo al mismo tiempo la presión sobre el bosque para estas especies. Se guardaron 175 variedades de 35 especies de cultivos en el banco de semillas comunitario. Las actividades de intercambio y multiplicación de semillas influyeron en el aumento del cultivo de nuevas variedades. El banco de semillas produjo y vendió más de 10 variedades diferentes de tomates, ñames y huevos de huerta locales. Los ingresos se utilizaron para crear un Fondo Comunitario de Gestión de la Biodiversidad.
Nuestro proyecto está restaurando la biodiversidad de plantas autóctonas en torno a las comunidades forestales de Nigeria, donde se han agotado con el tiempo debido a la sobreexplotación, además de contribuir a preservar las variedades de plantas tradicionales y las reservas de genes silvestres para los pueblos indígenas. Nuestro proyecto ha proporcionado fuentes alternativas de propagación, aumentando la diversidad en torno a las comunidades forestales y reduciendo al mismo tiempo la presión sobre el bosque para estas especies.
Hemos demostrado que existe un vínculo entre la buena nutrición que aportan estas plantas autóctonas y la salud del medio ambiente y los bosques que rodean a estas comunidades. Independientemente de los efectos de la pandemia de COVID-19 en nuestros sistemas alimentarios, las semillas conservadas en el banco de semillas comunitario han podido garantizar la continuidad del suministro y la distribución de semillas, lo que ha supuesto un gran impulso para la creación de sistemas alimentarios locales resistentes en la comunidad.