El bloque de construcción proporciona servicios de extensión agrícola para apoyar la gestión eficaz del agua y la investigación y capacidad en agricultura climáticamente inteligente a nivel comunitario. Se centra en la promoción de cultivos agrodiversos y locales resistentes al clima y en la aplicación de prácticas productivas adaptadas al clima para mejorar los medios de vida rurales que se adaptan a las proyecciones climáticas tanto de sequía como de inundaciones. Estos sistemas productivos agrodiversos premian la biodiversidad local y son compatibles con los sistemas de humedales, rescatando y favoreciendo así los cultivos tradicionales que se habían perdido por el monocultivo y que han demostrado resistir mejor las tensiones climáticas.
Los hogares reciben kits de jardinería doméstica y gestión del agua que incluyen semillas (suministradas a través de bancos de semillas locales gestionados por mujeres), mantillo y otros insumos. Se imparte formación sobre cómo establecer estos sistemas, incluido el uso de tecnologías de riego de bajo coste y la elevación de los bancales de cultivo. El apoyo a la extensión rural permite a los hogares aprender haciendo a través de la experimentación con un enfoque de escuela de campo para agricultores. Esto ha permitido rescatar y sistematizar los conocimientos locales y crear alianzas con instituciones de investigación locales. Estos huertos domésticos han mejorado la seguridad alimentaria frente al COVID y las recientes inundaciones.
La experiencia adquirida en un proyecto anterior financiado por el Fondo de Adaptación en la región sirvió de base para la ampliación del proyecto, incluida la creación de bancos de semillas locales gestionados por mujeres. La existencia de instituciones de investigación y centros de aprendizaje locales también ha demostrado ser muy valiosa para garantizar que los conocimientos sigan siendo locales y que el apoyo a la extensión sea pertinente y tenga en cuenta la cultura y las circunstancias locales. La asociación con instituciones indígenas también ha sido una fuente clave de conocimientos.
El apoyo a la extensión rural y el desarrollo de capacidades es un factor fundamental a la hora de ejecutar proyectos complejos que buscan crear un cambio de paradigma en la gestión del riesgo climático. Trabajar a través de este componente ha permitido al proyecto comprender mejor las necesidades y el interés de la comunidad por mejorar la resiliencia. Y lo que es más importante, ha permitido al proyecto ofrecer resultados tangibles a las comunidades que han demostrado su importancia cuando la región se ha enfrentado a las recientes inundaciones. De hecho, estas soluciones han demostrado ser resistentes a las inundaciones, ya que se diseñaron teniendo en cuenta los extremos climáticos y haciendo uso de modelos hidrológicos.
Este bloque también se ha beneficiado de la colaboración con los responsables locales para garantizar que los diversos sistemas productivos agrícolas sean compatibles con los ecosistemas y creen una relación positiva con los humedales. Además, al trabajar con bancos de semillas locales, el proyecto ha podido apoyar las economías locales y los medios de subsistencia compatibles con los ecosistemas. El papel de los institutos de investigación locales ha sido valioso para que la información y la innovación permanezcan en la región.