Si bien el PNCA contó con apoyo financiero durante el período 2008-2013, estas fuentes no son consideradas sostenibles a largo plazo, por lo que CIMA viene buscando mecanismos para mejorar la sostenibilidad financiera del parque. Uno de ellos fue diseñar el proyecto REDD+ Cordillera Azul, dentro del cual CIMA y The Field Museum of Chicago (como socio estratégico) desarrollaron un documento técnico para comprobar de qué manera el PNCAZ ha evitado la emisión de más de 1,6 millones de toneladas de CO2 al año por deforestación, y casi 13 millones de toneladas de CO2 durante el periodo 2008-2015. Por esto llegó a considerarse un megaproyecto REDD+, validado por estándares internacionales, como el Voluntary Carbon Standard (VCS), y el Climate, Community and Biodiversity Standards (CCB), los cuales buscan dar legitimidad y credibilidad, ante los mercados voluntarios, por medio de certificados de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero no emitidos. Gracias a estos certificados, el proyecto pudo obtener su registro en Markit, una herramienta para administrar internacionalmente los créditos globales de carbono, lo que dio paso a que CIMA trabaje en procesos de negociación de créditos de carbono en el ámbito internacional.
- Compromiso de 20 años de una ONG como organización ejecutora del Contrato de Administración Total del PNCAZ, la cual busca mecanismos para la sostenibilidad financiera de su gestión.
- Reconocimiento a nivel mundial del aporte de los servicios ecosistémicos a comunidades locales y a nivel nacional, y la promoción de su valoración económica, que permitió generar el proyecto REDD+ del PNCAZ.
- Articulación de la estructura de co-gestión con un socio financiero que permita mayor sostenibilidad.
Producto de los procesos de negociación de créditos de carbono en el ámbito internacional, a fines del 2014 CIMA logró sumar un socio financiero clave: Althelia Climate Fund, con quien tiene un contrato hasta por lo menos el año 2021. Eate contrato le permite recibir fondos para las operaciones anuales del parque a cambio de un número determinado de créditos de carbono generados por el proyecto REDD+ Cordillera Azul. Esto permitió desarrollar un mecanismo de sostenibilidad financiera que ha permitido invertir en el fortalecimiento de las capacidades de gestión del área protegida, implementar iniciativas de conservación local y educación ambiental, e invertir en las actividades productivas sostenible que realizan las comunidades locales y organizaciones sociales, de modo que la conservación y protección del parque sea una realidad.