El Heritage Place Lab funcionó como una incubadora de programas de investigación orientados a la práctica para 8 bienes del Patrimonio Mundial, promoviendo canales para que la investigación repercutiera en la gestión de los sitios y ésta influyera en la investigación mediante la realización de 6 talleres en línea de 3 sesiones de 3 horas cada una celebrados a lo largo de 7 meses. Durante estos talleres, se exploraron en colaboración cuestiones relacionadas con la gestión de los sitios, lo que permitió a los investigadores poner a prueba teorías y metodologías con los gestores de los sitios que trabajan sobre el terreno. Los investigadores tuvieron acceso a los bienes del Patrimonio Mundial y conocieron a fondo las necesidades locales. Los gestores de los sitios se familiarizaron con los métodos de investigación y coprodujeron programas de investigación para sus lugares Patrimonio Mundial. Más de 30 ponentes invitados de diferentes procedencias, incluidos investigadores, profesionales, funcionarios y expertos internacionales, hicieron aportaciones sobre temas específicos desarrollados en cada taller. Los facilitadores aportaron elementos de reflexión y retroalimentación a los Equipos sobre el desarrollo de las tareas que condujeron a la elaboración de las agendas de investigación.
- Debido a la pandemia de COVID, el WHL pasó a realizar actividades en línea, lo que permitió la participación de investigadores, profesionales y expertos de todo el mundo.
- El entorno en línea ya era familiar para la mayoría de los participantes en el proyecto, incluido el uso de aplicaciones interactivas que permitieron un intercambio más estrecho.
- Aunque los participantes estaban acostumbrados al entorno en línea, hubo problemas con la coordinación de los husos horarios (demasiado temprano para algunos, demasiado tarde para otros), por lo que estas actividades podrían realizarse mejor a escala nacional o regional.
- Los problemas técnicos de conexión a Internet y de acceso a los dispositivos estuvieron presentes en todos los talleres, limitando la participación activa de algunas de las personas implicadas en el proyecto.
- La falta de conexión física era un reto, sin embargo, el entorno en línea permitía otros tipos de intercambio y conexión y ampliar la red (podían participar más personas, los equipos podían organizar su trabajo en salas de chat y aulas virtuales).