La puesta en marcha de un huerto comunitario de unos 6000 metros cuadrados cuesta unos 33 000 USD. Esto incluye los utensilios de trabajo (p. ej., palas y azadas), el sistema de riego y la protección solar, medidas de mejora del suelo como abono orgánico y humus, madera de construcción para el montón de compost y las camas de plantación, plantas, semillas, gasolina para el envío de materiales y máquinas, y los costes de personal de dos ingenieros agrónomos que ayudan a los residentes a crear el huerto. Los costes varían en función del tamaño del huerto.
La puesta en marcha de los huertos comunitarios se financia mediante donaciones de personas y fundaciones privadas y públicas. En 2015, se fundó una filial alemana en Berlín (Städte Ohne Hunger Deutschland e. V.) con el objetivo de apoyar financieramente el trabajo de Ciudades sin Hambre en Brasil y el trabajo de relaciones públicas en el extranjero, especialmente en Alemania, pero cada vez más a nivel internacional.
Al cabo de un año, los huertos comunitarios son autosuficientes. Los jardineros obtienen sus ingresos vendiendo sus productos. Ciudades sin Hambre sigue prestando apoyo técnico y máquinas más grandes, como tractores, cuando es necesario. La ONG también apoya acciones de creación de redes para integrar los huertos en la economía de São Paulo, por ejemplo, mediante asociaciones de reparto con restaurantes.
- Ciudades sin Hambre depende de las donaciones para financiar la puesta en marcha de los huertos comunitarios.
- Al cabo de un año, los huertos son autosuficientes y los hortelanos se ganan la vida vendiendo sus productos.
- La ONG sigue prestando apoyo técnico y fomentando la integración socioeconómica de los proyectos de huertos después de la fase de ejecución de un año.
- Financiar la puesta en marcha de los proyectos de huertos mediante donaciones no garantiza la seguridad de la planificación. Si se quiere reproducir este proyecto, hay que prestar atención a la búsqueda de fuentes de financiación fiables.
- Aunque los hortelanos comunitarios gestionan sus huertos de forma autónoma al cabo de un año, el apoyo técnico y las máquinas se comparten entre ellos a través de Ciudades sin Hambre. En este sentido, la ONG desempeña un papel importante como coordinadora del proyecto.