Elemento constitutivo 1: Evaluación de la vulnerabilidad diferenciada por sexos

Esta metodología de evaluación de la vulnerabilidad permite orientar con precisión las soluciones basadas en la naturaleza a las áreas críticas de necesidad en las ciudades y sectores de la población. Incluye específicamente un enfoque de género para garantizar que los esfuerzos de adaptación tengan en cuenta cómo el cambio climático afecta a las mujeres de forma diferente que a los hombres, dados sus distintos papeles en la sociedad. Los estudios de vulnerabilidad permiten identificar las zonas de mayor peligro ante fenómenos meteorológicos (como deslizamientos, inundaciones, etc.) en función de la exposición, sensibilidad y capacidad de adaptación del territorio analizado. Se llevan a cabo mediante procesos participativos con las comunidades y las principales partes interesadas y escenarios climáticos que integran variables climáticas, medioambientales y socioeconómicas al mismo tiempo. El análisis también permite estimar el riesgo de pérdida de servicios ecosistémicos y, por tanto, las necesidades potenciales de adaptación al cambio climático. Este ejercicio es la base para diseñar y aplicar soluciones basadas en la naturaleza para reforzar la resiliencia de las comunidades en los sistemas urbanos y periurbanos. Por último, este proceso crea un sentido de copropiedad y relaciones para que las asociaciones lleven a cabo el proyecto.

Una de las principales condiciones necesarias para el éxito de este bloque de construcción es la inclusión y aprobación de las comunidades locales y de las principales partes interesadas dentro de esas comunidades y sus respectivos gobiernos. Además, contar con fuentes sólidas de datos climáticos e hidrológicos facilita enormemente este proceso de análisis.

Un aspecto clave de este bloque es el acceso a los datos. Por ejemplo, México dispone de abundantes datos meteorológicos e hidrológicos, mientras que El Salvador no. Esto permitió elaborar un escenario de cambio climático mucho más completo en el primer caso. En cuanto al proceso de consulta, captar el riesgo percibido, además de los riesgos modelados, es clave para desarrollar actividades específicas donde más se necesitan. En ese proceso, la inclusión de las mujeres a través del enfoque diferenciado por género también contribuye a orientar mejor los esfuerzos de adaptación al identificar con éxito a las poblaciones socialmente vulnerables. Durante esta evaluación de la vulnerabilidad, el desarrollo de capacidades es esencial para garantizar que las comunidades y los responsables políticos puedan interpretar y utilizar posteriormente las evaluaciones.