Durante la vida del proyecto, las actividades suelen ir bien. Todo el mundo está contento. Pero esto es normal porque al sistema sobre el que opera el proyecto se le inyectan conocimientos y recursos externos: se potencia.
La eficacia real de la intervención sólo puede medirse una vez finalizado el proyecto.
Los donantes deben tener en cuenta este aspecto del seguimiento.
Medir el éxito de la intervención uno, dos o cinco años después del final del proyecto.
Los procesos comunitarios sólo pueden surgir del compromiso individual con intereses compartidos.
Un individuo sólo invertirá los conocimientos, el tiempo y la energía necesarios si percibe que el proceso resuena con su yo interior.
Lo más difícil es dejar espacio para que ese yo interior se exprese de forma significativa para generar confianza y agencia en el proceso de transformación y contribuya al objetivo colectivo.
Los caminos hacia sistemas sostenibles y saludables probablemente dependan más del respeto de ese yo interior que del nivel de producción de información y capacidad.