Aplicar los principios del acceso abierto
Los proyectos de jardinería con control centralizado y acceso restringido suelen fracasar como consecuencia de disputas políticas, la pérdida de un miembro o impulsor clave del proyecto o la falta de financiación. Al mismo tiempo, establecen una política de acceso: ¿quién puede acceder a los recursos y cómo se comparten? Hemos adoptado un enfoque de acceso abierto, plantando nuestros huertos medicinales en terrenos degradados y de fácil acceso. De este modo, cualquiera puede recolectar las plantas medicinales que necesite, ya sea para su propio tratamiento o el de otros, o para venderlas como medio de subsistencia. Este enfoque presenta cierta vulnerabilidad, ya que las plantas pueden ser destruidas por individuos o animales. Sin embargo, creemos que los beneficios potenciales superan a las desventajas de este enfoque.
Los motivos de los jardines y el hecho de que la población local pueda y se anime a utilizar las plantas deben comunicarse claramente a los habitantes de la zona. Es más probable que la población local utilice los huertos y contribuya a su crecimiento y mantenimiento si se siente propietaria de ellos. Este sentimiento de propiedad puede fomentarse enseñando a la gente el valor de las distintas plantas como medicinas y cómo utilizarlas. Esperamos que, con el tiempo, estos conocimientos se hagan locales y se transmitan a las generaciones futuras.
Incluso cuando los huertos se crean sin vallas ni límites, y son fácilmente accesibles al público, los habitantes de la zona pueden seguir necesitando que se les anime o pedir permiso para utilizar las plantas. Aprendimos esto al principio del proyecto, cuando los vecinos preguntaban a Neville cada vez antes de cosechar en el huerto. Nos dimos cuenta de que era importante comunicar a los vecinos que podían utilizar el huerto. Esto se hizo mediante la comunicación personal y la señalización. También aprendimos que es importante reflexionar sobre los desplazamientos y las vías que utilizan los habitantes de la zona para diseñar el huerto de acuerdo con las pautas de movilidad existentes. Un error que cometimos fue no dejar un camino entre la carretera y la valla que da al campo de fútbol local. Los niños corrían por el jardín para ver los partidos de fútbol que se disputaban al otro lado de la valla, destruyendo parcialmente las plantas que encontraban a su paso.