En 1995 se creó el grupo de trabajo interdisciplinar "Isar-Plan", integrado por miembros de la ciudad de Múnich, la Oficina Estatal de Gestión del Agua de Múnich y el "Isar-Allianz". El grupo examinó la situación de las inundaciones, la necesidad de zonas recreativas a orillas del río y la biodiversidad de la zona. El estudio incluyó un atlas exhaustivo de la fauna y la flora, los usos públicos existentes y las cualidades espaciales, que más tarde se fusionaron en un análisis de conflictos y valores de todos los aspectos entre sí. A partir de estos resultados, se definieron los objetivos de desarrollo. Se eligieron medidas de defensa contra las inundaciones que mantuvieran en su mayor parte el sotobosque existente en los diques para conservar los ecosistemas y disponer de zonas de recreo. Se generó una capacidad de escorrentía suficiente ensanchando el lecho del cauce principal, lo que permite al mismo tiempo una estabilización casi natural y plana de las orillas del río.
La modelización hidrológica ayuda a determinar lo que se necesita y lo que es posible para restaurar el río y un caudal adecuado. Además, aunque la mayor parte del río en esa zona se había canalizado, una parte cercana a la ciudad había mantenido su carácter, por lo que podía servir como función modelo del río. Por último, era esencial una buena cooperación entre las partes interesadas para equilibrar las prioridades entre la protección contra las inundaciones, la naturaleza y las actividades recreativas.
El diseño de las rampas rugosas favorece el desarrollo natural del régimen fluvial. Con sus pozas, escalones de piedra y los bancos de grava e islas de piedra de grava aguas abajo tienen una importante función ecológica y contribuyen al desarrollo morfológico general del lecho del río. Además, constituyen un atractivo lugar de recreo. Las riberas de desarrollo dinámico son una característica especial del río natural, cambiando y retrocediendo durante los niveles altos de agua y la escorrentía de las crecidas. Sin embargo, para evitar la erosión en el futuro, se aplicaron medidas de protección de las riberas por motivos de seguridad. En el interior de la ciudad, el Plan Isar tuvo que hacer frente a varias restricciones para el desarrollo del río debidas a las infraestructuras existentes, y lidiar con los controvertidos debates públicos sobre dos diseños de restauración que competían entre sí (véase más arriba). Se llegó a un inteligente compromiso entre los dos diseños, con refuerzos construidos bajo tierra y cubiertos de vegetación para dar un aspecto naturalizado.