Visión clara de las carencias, necesidades y oportunidades financieras de las AP

La estrategia financiera de un área protegida (AP) debe tener como objetivo cubrir todos los costes de la aplicación del plan de gestión del AP para alcanzar los objetivos de conservación.

Paso 1. Conocer las condiciones de partida en el AP, por ejemplo, los objetivos de conservación, las carencias financieras y las oportunidades de negocio. Esta información puede encontrarse en el plan de gestión del AP y en su plan financiero.

Los planes de gestión de las AP describen las actividades, las necesidades y los objetivos que los gestores de las áreas protegidas y conservadas se proponen alcanzar. Los planes financieros ofrecen una visión general del estado financiero actual del lugar, proyecciones de ingresos futuros, objetivos y necesidades financieras a largo plazo y medidas para alcanzar los objetivos de conservación establecidos en el plan de gestión del AP.

Paso 2. Determinar las carencias financieras. Identifique las necesidades financieras para aplicar el plan de gestión o un componente estratégico, por ejemplo, la gestión de incendios (¿cuánto cuesta la gestión de incendios? Incluyendo personal, equipos, infraestructuras y suministros). Considerar escenarios básicos u óptimos para alcanzar los objetivos de conservación. Trazar un mapa de todos los recursos disponibles de financiación pública y privada y, por último, calcular la brecha determinando la diferencia entre los recursos disponibles y los necesarios para cada escenario.

  1. Planes financieros y de gestión de las AP actualizados y disponibles para identificar las necesidades y lagunas financieras.
  2. Capacidades y herramientas institucionales sobre finanzas y gestión para desarrollar escenarios básicos y óptimos y determinar las carencias financieras.
  3. Disponer de un plan de negocio del sitio puede ser útil para iniciar un proyecto de financiación de la conservación, ya que ayudan a identificar los objetivos económicos del sitio y las estrategias para alcanzarlos.

Uno de los mayores retos a la hora de desarrollar proyectos eficaces de financiación de la conservación es la mentalidad. Muchos profesionales de la conservación se han habituado a depender de los fondos gubernamentales, las donaciones y la cooperación internacional. Existe un fuerte sentimiento de que las áreas protegidas son un recurso público y deben financiarse con fondos públicos.Sin embargo, en esta realidad en la que los fondos públicos son insuficientes, comprender que las áreas protegidas pueden y deben trabajar para generar sus propios ingresos es esencial para permitir la aplicación de mecanismos financieros que desbloqueen otras fuentes de financiación. Cambiar la mentalidad requiere tiempo y plantea retos importantes, hasta que haya una masa crítica de gestores de áreas protegidas bien informados y comprometidos.