Las terrazas arroceras de Ifugao son mantenidas por las familias, no sólo como zonas de producción de un cultivo básico, sino también por la razón sentimental de que estas propiedades han sido transmitidas por sus antepasados. El mantenimiento de las terrazas arroceras refleja principalmente un enfoque cooperativo de toda la comunidad que se basa en un conocimiento detallado de la rica biodiversidad existente en el agroecosistema de Ifugao, un sistema anual finamente sintonizado que respeta el ciclo lunar, la zonificación y la planificación, la conservación extensiva del suelo y el agua, el dominio del complejo régimen de control de plagas basado en el procesamiento de una variedad de hierbas, acompañado de rituales religiosos. Sin embargo, estos conocimientos están amenazados por los cambios socioculturales y la falta de implicación de la juventud, atraída por el modo de vida urbano globalizado. Para conservar las terrazas, es necesario reconocer la cultura ifugao y transmitir sus conocimientos indígenas a la siguiente generación. La estrategia sostenible propuesta por SITMo consiste en integrar la cultura y el patrimonio en los planes de estudios oficiales para poder salvaguardar la cultura ifugao.
Mucho antes de esto, SITMo había estado al frente de la defensa de la integración de los conocimientos tradicionales en los planes de estudio de las escuelas formales para hacer frente al deterioro de las terrazas de arroz y todo lo que representaban. La defensa continúa, ya que el IPED está ahora institucionalizado, integrando el conocimiento tradicional, la lengua materna y la historia local en los diferentes niveles del sistema educativo.
Las consultas comunitarias son herramientas necesarias en este proceso. Los ancianos de la comunidad, los portadores de cultura e incluso los líderes políticos participan desde las primeras consultas hasta la validación de los materiales de aprendizaje producidos para su uso en las escuelas. El gobierno filipino establece un proceso de consentimiento libre, previo e informado (CLPI) que debe seguirse.
El sistema educativo de Filipinas es una reliquia de la estrategia colonial de conquista de los indígenas. Los estadounidenses implantaron un sistema educativo que duró más de cien años, tiempo suficiente para borrar la adhesión a la propia identidad étnica y abrazar un sentido homogéneo del nacionalismo. La educación se estandarizó, los valores se nacionalizaron. Los libros de texto predicaban que ser campesino es la consecuencia de no ir a la escuela y que las creencias no cristianas son propias de salvajes. Se demonizó a las culturas indígenas hasta el punto de que los jóvenes aborrecen la idea de ser identificados como tales. Una revisión del sistema educativo puede cambiar esta situación. La descolonización de la educación es el camino a seguir.