El desarrollo de un método de cultivo apropiado se inició simultáneamente a la evaluación de las especies adecuadas y en estrecha colaboración con los primeros cultivadores de esponjas. En esta fase hubo que aclarar muchos aspectos técnicos y desarrollar un sistema de cultivo sencillo pero robusto que pudiera multiplicarse fácilmente. Algunos de los detalles que había que concretar eran:
- La profundidad mínima del agua a la que prosperan las esponjas y en la que los esponjicultores pueden pasar el mayor tiempo posible sin tener que nadar.
- La distancia óptima entre esponjas.
- El material de cuerda adecuado para la construcción de la granja y la fijación de los esquejes, que sea duradero, barato, fácil de manejar y disponible localmente.
- El tamaño, la forma y el método de suspensión ideales para los esquejes.
- El número mínimo de esquejes por granja necesario para que dos esponjicultores puedan ganarse la vida y para que la propagación no requiera la recogida de más esponjas en la naturaleza.
- La frecuencia con la que hay que limpiar y recortar los esquejes.
- El momento adecuado para recolectar las esponjas.
- Los métodos para procesar, limpiar, conservar y secar las esponjas, así como el envasado y etiquetado adecuados del producto.
- Un plan de formación para los cultivadores de esponjas y el esquema de la asistencia técnica necesaria para el futuro apoyo a los cultivadores independientes de esponjas.
Tiempo suficiente del personal, fondos, paciencia y comunicación activa fueron los factores más importantes que nos ayudaron a establecer las primeras granjas de esponjas.
No está garantizado que la experiencia adquirida en un periodo de dos años sea aplicable en años venideros, ya que el clima, la temperatura del agua, etc. están sujetos a cambios. En este sentido, la acuicultura es como la agricultura terrestre, en la que los años de experiencia y el método de ensayo y error son fundamentales para definir las mejores prácticas. La posibilidad de variabilidad debe tenerse presente a la hora de poner en marcha proyectos similares y debe retroalimentarse en forma de supervisión continua de los acuicultores, centrándose en la garantía de calidad y el avance de los métodos aplicados.