Impulsores económicos

La cría de reptiles está bien posicionada para capitalizar los mercados emergentes. Hasta hace poco, los reptiles han sido en cierto modo ignorados e infravalorados debido al legado colonial y a las tendencias agroalimentarias eurocéntricas hacia el ganado de sangre caliente. Los productos derivados de los reptiles se valoran sobre todo en el Sur Global, donde se prevé que los efectos del cambio climático serán graves y los motores del cambio transformacional son dinámicos. La combinación de un nuevo concepto de sostenibilidad agroalimentaria con los valores culturales y culinarios tradicionales de las regiones tropicales ofrece oportunidades económicas únicas. Dicho esto, el crecimiento futuro dependerá de las buenas prácticas agrícolas y de una estrecha supervisión por parte de las autoridades veterinarias y de otro tipo. Es esencial investigar el impacto ambiental y las implicaciones sanitarias más generales (por ejemplo, alimentar a los reptiles con proteínas de desecho animal sin procesar).

La industria de los reptiles tiene un gran potencial de crecimiento. Existen mercados locales e internacionales establecidos para la carne, las pieles, los animales de compañía y diversas partes del cuerpo utilizadas en la industria farmacéutica (por ejemplo, el aceite de escualeno). Los ganaderos suelen estar vinculados a múltiples fuentes de ingresos y los riesgos financieros se reparten entre varias zonas geográficas. Estas oportunidades económicas se complementan con la capacidad de escalar las entradas y salidas de gestión de acuerdo con las fisiologías adaptativas para amortiguar a los agricultores contra los impactos de los choques económicos y medioambientales.

Muchos modelos de producción de reptiles se están expandiendo a través de la integración vertical y horizontal (es decir, la aparición de granjas industriales corporativas). Los enfoques de desarrollo que se centran exclusivamente en la rentabilidad económica pueden comprometer la viabilidad de los modelos de producción a pequeña escala y amenazar las credenciales clave de bienestar animal, sostenibilidad medioambiental y social. La pérdida de sistemas alimentarios democráticos supone un riesgo para la seguridad y la soberanía alimentarias regionales.