Fomentar soluciones beneficiosas para todos mediante asociaciones innovadoras para la ingeniería paisajística
En el Proyecto Wallasea, la elevación del terreno y la ingeniería paisajística se abordaron de forma innovadora mediante la creación de una novedosa asociación público-privada. Los materiales del proyecto de construcción del túnel de Crossrail se transportaron a una zona costera baja con alto riesgo de inundación para elevar el terreno. El proyecto sentó así un precedente en el uso de materiales en gran parte residuales generados por un gran proyecto de infraestructuras para cumplir objetivos de conservación de la biodiversidad y adaptación al cambio climático en otros lugares. La financiación corrió a cargo tanto de la empresa privada Crossrail como de la Agencia de Medio Ambiente, y todas las partes se beneficiaron de las ventajas económicas y medioambientales derivadas del reciclado de los materiales sobrantes. Con Crossrail como socio en la ejecución, el proyecto representa una asociación entre el mayor proyecto europeo de ingeniería civil y el mayor proyecto europeo de creación de hábitats intermareales.
En lugar de pagar por retirar los materiales de desecho de la construcción del túnel, Crossrail optó por transportarlos a la isla de Wallasea. Una instalación de descarga permitió transportar los materiales y distribuirlos por la isla para construir los hábitats. Crossrail cubrió la mayor parte de los costes (por ejemplo, la compra del terreno y algunos gastos de personal), y la Agencia de Medio Ambiente (EA) financió el resto. La Agencia de Medio Ambiente participó en el proyecto para sustituir los hábitats afectados o perdidos en la red Natura 200 local.
Si bien la RSPB obtuvo el apoyo suficiente para comprar el terreno, en un principio no se habían reunido los fondos necesarios para llevar a cabo el proyecto en sí. En ese momento, Crossrail se presentó con una oferta de materiales y financiación que permitió que el proyecto avanzara con más confianza. La principal lección aprendida es, por tanto, pensar "fuera de la caja" y considerar nuevas asociaciones (público-privadas) para aprovechar recursos antes no considerados, y asegurarse de destacar la gama de beneficios que cada parte obtendrá como resultado del proyecto. Además, la estrecha relación con el propietario del terreno fue especialmente importante en las primeras fases de diseño del proyecto, ya que permitió a la RSPB suscribir una opción de compra de dos años. Esto significaba que, durante un periodo de dos años, la RSPB podría comprar la mayor parte de la isla si así lo decidía, y el precio se fijaría al principio de este periodo, creando así cierta certidumbre en torno a los costes iniciales del proyecto.