
Huertos resistentes

Los huertos son muy comunes en los paisajes de Tayikistán y una práctica muy extendida de cultivo de árboles frutales. Aunque un huerto diversificado ofrece múltiples beneficios, por razones de eficiencia, sin embargo, muchos huertos comprenden una variedad limitada de especies.
La diversificación de especies arbóreas reduce el riesgo de brotes de plagas y enfermedades y garantiza una estructura sana del suelo con una adecuada eliminación y aporte de nutrientes. Además, las diferentes épocas de floración de las especies arbóreas proporcionan néctar a los polinizadores durante un periodo de tiempo más largo y, por tanto, son beneficiosas para la apicultura.
A la hora de crear un huerto resiliente, se recomienda conservar la flora y la fauna naturales y establecer el huerto de tal manera que la alteración del entorno circundante sea mínima, por ejemplo, incorporando los recursos naturales existentes a la estructura del huerto.
La clave para diseñar un huerto resiliente es seleccionar las especies de árboles frutales y elaborar un plan de gestión del huerto a largo plazo (10-15 años).
Contexto
Défis à relever
A pesar de los significativos impactos positivos que promueven los huertos resilientes, existen retos concretos que pueden afectar a su progreso.
El establecimiento de un huerto requiere conocimientos específicos sobre las especies de árboles frutales y sus requisitos de emplazamiento, técnicas de poda e injerto, así como la gestión integrada de plagas.
La exposición financiera requerida en los pasos iniciales es relativamente alta, especialmente si se requiere un sistema de riego, y los beneficios económicos concretos sólo aparecen a medio y largo plazo.
La erosión y la formación de cárcavas pueden ser los riesgos relacionados con una gestión inadecuada del riego.
Ubicación
Procesar
Resumen del proceso
Los componentes básicos de los huertos resilientes están interrelacionados y son interdependientes. Por lo tanto, sólo la combinación de todos ellos permite gestionar mejor un huerto resiliente. Se conservan las variedades tradicionales y locales de árboles frutales, que normalmente se adaptan mejor a las condiciones climáticas locales. Los árboles frutales asociados a hortalizas y plantas forrajeras ofrecen polen y néctar a los polinizadores y otros insectos beneficiosos durante gran parte del periodo vegetativo, especialmente si no se aplican plaguicidas sintéticos. Si los árboles frutales se asocian a plantas forrajeras para la producción de heno, el suministro de forraje para los animales es mejor y puede reducirse el pastoreo a principios de primavera. Una poda adecuada está interrelacionada con la productividad de los cultivos asociados y forma parte de la GIP.
Bloques de construcción
Variedades locales o injertadas en portainjertos locales
Es más barato establecer un huerto tradicional o semi-intensivo con variedades locales que uno intensivo basado en plantones importados, ya que las plantas producidas localmente son más baratas y se necesitan menos plantas/ha (aproximadamente 500-600 frente a 2.600-3.125).
Además, un sistema de huerto semi-intensivo basado en variedades locales permite cultivar mejor las hortalizas y plantar forraje entre los árboles. Esto compensa la desventaja de que los huertos establecidos con variedades locales e injertados en portainjertos locales entran en producción más tarde que los intensivos (5-6 años frente a 2-4 años).
Las variedades tradicionales de frutales suelen estar mejor adaptadas a las condiciones climáticas locales y son más resistentes o tolerantes a plagas y enfermedades. Esto implica beneficios económicos, ya que los costes de aplicación de pesticidas se reducen considerablemente, los niveles de producción son estables y se necesita menos agua de riego.
Además, las variedades locales dan frutos durante mucho más tiempo (30-50 años frente a 10-12 años). Se recomienda involucrar a especialistas y consultar con los viveros locales antes de iniciar la reproducción de plántulas de frutales, ya que el injerto requiere cierta experiencia. Los viveros locales pueden establecer colecciones de variedades para esquejes y entregarlas a los fruticultores interesados.
Factores facilitadores
Cuando se les recuerdan las ventajas de las variedades locales de árboles y arbustos frutales durante el intercambio de conocimientos en las sesiones de formación de las escuelas de campo para agricultores, éstos tienden a mostrar interés por diversificar sus huertos con ellas. Los viveros locales o las plantaciones establecidas a partir de variedades locales, como el "parque de manzanos" del distrito piloto de Rasht del proyecto, pueden servir de prueba y motivar visualmente a los agricultores para que diversifiquen sus huertos con variedades locales o variedades injertadas en portainjertos locales.
Lección aprendida
Promover las variedades tradicionales es todo un reto, ya que a menudo están olvidadas y, por lo tanto, apenas están disponibles. Hay que fomentar los viveros locales que reproducen estas variedades y poner en contacto a los agricultores con ellos. Además, se puede motivar a los agricultores para que produzcan plantones, por ejemplo, creando pequeños viveros comunitarios que se concentren en las variedades locales de árboles y arbustos frutales.
Cuando los agricultores tengan previsto producir frutas de variedades locales no sólo para consumo propio sino también para la venta, deberá realizarse una evaluación del mercado.
Asociación de Cultivos
Las hortalizas o los cultivos forrajeros pueden plantarse entre hileras de frutales, facilitando así los ingresos del huerto desde el principio, cuando los frutales aún no han entrado en producción. Asociar los árboles frutales con hortalizas o cultivos forrajeros es especialmente importante en Tayikistán, ya que las familias campesinas disponen de pocas tierras de regadío y, por tanto, tienen que utilizarlas de forma intensiva. Las hortalizas pueden utilizarse para la subsistencia o venderse en el mercado, mientras que los cultivos forrajeros como la alfalfa y la esparceta pueden plantarse para producir heno. Otras ventajas del cultivo de plantas forrajeras son que éstas crean hábitats y alimentan a polinizadores e insectos beneficiosos. La mayoría de las especies florecen cuando ya han florecido los árboles frutales, con lo que se amplía el suministro de forraje para los polinizadores y se mejoran las condiciones para la apicultura. Además, las plantas forrajeras protegen el suelo de la erosión.
Factores facilitadores
El proyecto forma a los agricultores en las escuelas de campo sobre la gestión de los huertos, incluida la formación correcta de los árboles para dejar espacio suficiente a los cultivos asociados. Los árboles frutales deben formarse con copas longitudinales, consistentes en la prolongación del tallo y dos ramas esqueléticas alineadas a lo largo de la hilera de árboles, lo que permite el cultivo de plantas hortícolas y forrajeras entre ellas.
Lección aprendida
Aunque la asociación de cultivos hortícolas o forrajeros entre las hileras dentro de los huertos no es nueva para la mayoría de los agricultores, la técnica sólo puede aplicarse con éxito dependiendo de varios factores, entre ellos la composición y el diseño del huerto, como las distancias entre los árboles y las hileras, la poda correcta de los árboles, la selección de especies para los cultivos asociados y la disponibilidad de agua de riego e infraestructuras. Comúnmente, los frutales se cultivan con demasiada densidad, lo que reduce la producción de fruta por árbol e imposibilita la plantación de cultivos asociados debido a la falta de luz solar que llega a través de las ramas. Si se dispone de sistemas de riego avanzados, hay que considerar que los árboles se rieguen preferentemente por goteo y las plantas forrajeras por aspersión, lo que requiere instalar dos sistemas diferentes.
Gestión integrada de plagas (GIP)
El principal objetivo de la GIP es reducir la infestación de cualquier plaga por debajo del umbral de daño. La compra de plaguicidas químicos suele ser demasiado cara para los agricultores de subsistencia. No obstante, sigue siendo vital algún tipo de control de plagas, ya que una infestación grave puede provocar la pérdida total de la cosecha. En este sentido, el proyecto promueve la aplicación de la GIP, que requiere un seguimiento permanente del estado fitosanitario de los campos, para tomar a tiempo las medidas adecuadas. Para garantizar un huerto resistente, en primer lugar deben aplicarse medidas fitosanitarias y de control biológico de plagas. Las medidas fitosanitarias implican el uso de plantones certificados, libres de plagas y enfermedades. Es importante realizar una poda adecuada, para eliminar las ramas infestadas por la muerte y para prevenir enfermedades como el mildiu, ya que las hojas se secan poco después de la lluvia o el rocío. En caso de plaga, se pueden preparar insecticidas caseros mezclando especias (guindilla, ajo, cebolla, etc.) o plantas tóxicas (nogal, tabaco, etc.) con jabón, alcohol o aceite. Pueden aplicarse para controlar insectos, como pulgones, trips y ácaros. Otra medida para controlar las plagas consiste en proporcionar fuentes de forraje y escondites a sus enemigos naturales.
Factores facilitadores
Las plagas y enfermedades perjudican directamente la producción y la calidad de la fruta, lo que constituye una fuerte motivación para que los agricultores se dediquen al control de plagas. Además, cada vez está más aceptado entre los agricultores que el uso de pesticidas sintéticos es perjudicial para el medio ambiente. Por lo tanto, el enfoque holístico de la gestión de plagas y enfermedades promovido en las sesiones de formación de las escuelas de campo para agricultores fue bien acogido en general. Además, los insecticidas caseros son baratos y la mayoría de ellos no son perjudiciales para el medio ambiente ni para los usuarios.
Lección aprendida
A lo largo del proyecto ya se han podido identificar algunos aspectos:
- Muchos agricultores tienden a no tomar medidas proactivas para la gestión de plagas debido a la escasez de conocimientos técnicos/información disponible al respecto.
- Los pesticidas sintéticos tienen un efecto más rotundo que los caseros, que deben aplicarse repetidamente. Por ello, muchos agricultores siguen prefiriendo los plaguicidas sintéticos y resulta difícil convencerles de las ventajas de los caseros.
Poda y formación de árboles frutales
Para obtener rendimientos frutales de buena calidad y permitir a largo plazo la asociación de la fruticultura con la producción de hortalizas o forrajes, es vital una formación óptima de los árboles frutales. Desde el principio de su ciclo de vida, los árboles frutales deben formarse mediante poda, atado y extendido de ramas. Para formar árboles estables y ligeros, deben diferenciarse claramente el esqueleto y las ramas frutales. En las últimas fases de su ciclo vital, la poda de mantenimiento sirve para eliminar las ramas frutales superfluas, los brotes y la madera muerta. Esto permite que la luz del sol penetre en el interior del árbol, ofreciendo las condiciones para producir frutos más grandes y con mejor sabor. Cuando los árboles frutales se vuelven muy altos y la calidad de la fruta decae, pueden rejuvenecerse mediante una poda de rehabilitación. Una poda adecuada también puede prevenir plagas y enfermedades, ya que garantiza que los árboles no sean demasiado densos y que el viento pueda pasar a través de ellos. En consecuencia, la superficie de las hojas se secará rápidamente tras la lluvia o el rocío y no germinarán las esporas de enfermedades como el oídio.
Factores facilitadores
Un huerto ejemplar con árboles podados adecuadamente que producen fruta de alta calidad sirve de motivación para que los agricultores reproduzcan esta técnica aparentemente fácil, pero muy importante. Los pequeños incentivos, como tijeras de poda y serruchos distribuidos durante las partes prácticas de las sesiones de formación, también han resultado muy motivadores.
Lección aprendida
La mayoría de los agricultores de Tayikistán carecen de conocimientos sobre la poda adecuada, razón por la cual la cantidad y la calidad de la producción de fruta, así como de los cultivos asociados, están por debajo de su potencial. La experiencia demuestra que una sola ronda de formación puede no ser suficiente para que los agricultores adopten técnicas de poda adecuadas.
Impactos
Los huertos resistentes no sólo abordan los retos medioambientales, sino también las dimensiones económica y social.
La producción diversificada de frutas y frutos secos contribuye a mejorar la ingesta de vitaminas y nutrientes a través de una dieta equilibrada. Además, los frutos procesados en forma de frutos secos, mermelada, zumo o compota generan ingresos adicionales, especialmente si se almacenan y venden durante los meses de invierno.
Los árboles frutales asociados a hortalizas, hierbas y plantas forrajeras ofrecen a los polinizadores y otros insectos beneficiosos polen y néctar durante la mayor parte del periodo vegetativo.
También contribuye a reducir el pastoreo a principios de primavera y a mejorar el suministro de forraje para los animales gracias a la asociación de frutales con plantas forrajeras para la producción de heno.
Dado que los huertos resilientes utilizan el menor número posible de insumos adicionales, evitando la alteración del ecosistema, los muros de piedra natural y las vallas naturales/vivos ofrecen hábitat y escondites para la fauna.
Beneficiarios
Los beneficiarios del enfoque son los agricultores interesados en probar
-diversificar sus huertos con diversas especies locales de árboles y arbustos, así como
-en cultivos asociados y hortalizas.
Objetivos de Desarrollo Sostenible
Historia

Mirzosho Akobirov comenzó su andadura en el cultivo y la conservación de antiguas variedades locales de árboles frutales hace 25 años. Al parecer, su predisposición para los frutales se alimentó desde muy joven. Su abuelo ya era conocido en el vecino valle de Mazor por su pericia con los frutales y su pasión por la poesía y la música. De joven, su abuelo huyó de una avalancha de lodo que arrasó a toda su familia en 1949 en Mazor. Desarraigado de repente, llegó a Jafr, donde empezó de nuevo su vida. Lo que trajo consigo fueron sus conocimientos sobre los árboles.
Cuando la biodiversidad empezó a darse a conocer como concepto en Tayikistán hace cinco años, él ya llevaba tiempo practicando por su cuenta basándose en los conocimientos de su abuelo y su padre. Desde 2017, contribuye con sus conocimientos al proyecto internacional "BIodiversidad y servicios ecosistémicos en paisajes agrarios", ejecutado por la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH en cooperación con la Deutsche Welthungerhilfe, y encargado por la Iniciativa Internacional sobre el Clima (IKI) del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMU).
El proyecto se ejecuta en dos regiones de Tayikistán y en tres países del mundo: Kenia, India y Tayikistán. Mirzosho desempeña un papel activo en la promoción de la biodiversidad mediante la puesta en marcha de escuelas de campo para agricultores en las cuencas hidrográficas de Jafr y Mazor, en el valle de Rasht. Las lecciones prácticas y los debates de las Escuelas de Campo se complementan con visitas al valle de Zerafshan. Estas reuniones ofrecen a los agricultores la posibilidad de intercambiar sus conocimientos y experiencias con los enfoques promovidos para fomentar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en Tayikistán.
Mirzosho explica con entusiasmo la variedad de plantas y sus semillas, así como los distintos retos y técnicas que pueden aplicarse en su beneficio. Tras largos años cuidando árboles frutales, parece haber incorporado su lección esencial: el conocimiento debe compartirse como un árbol frutal comparte sus semillas libremente.