


Los Grupos de la Academia de los Árboles (GAA) son grupos comunitarios de base, formados en las parroquias según el modelo de las Asociaciones de Ahorro y Préstamo de las Aldeas (AAAC), que defienden la conservación.
Formamos estos grupos para aprovechar las redes sociales y difundir el apoyo, el compromiso y los cambios en las normas y comportamientos sociales.
Crear capacidad local para identificar y abordar las necesidades medioambientales de la comunidad.
Reforzar la capacidad para cambiar el equilibrio de poder, de modo que la comunidad tenga voz en la toma de decisiones y un mayor acceso a la información y los servicios, al tiempo que se abordan muchas de las causas sociales subyacentes de su vulnerabilidad (discriminación, pobreza, baja autoestima y autoeficacia, bajo estatus social, violencia, etc.).
Movilizar recursos locales y externos para abordar el problema y establecer sistemas de coordinación y supervisión que garanticen la transparencia, la rendición de cuentas y la gestión eficaz de estos recursos.
Motivar a las comunidades para que aboguen por cambios políticos que respondan mejor a sus necesidades reales.
Vincular a las comunidades con los servicios ecosistémicos, ayudando a definir, mejorar y supervisar la calidad de la atención desde las perspectivas conjuntas de los miembros de la comunidad y los proveedores de servicios, mejorando así la disponibilidad, el acceso y la satisfacción con los servicios ecosistémicos.
Voluntad de los miembros de la comunidad de organizarse en grupos.
Un mejor entorno político y políticas gubernamentales que permitan a la gente formar asociaciones y sindicatos.
Acceso a información, orientación y asesoramiento proporcionados por la Academia Tree Uganda.
El aumento del cambio climático y la exigencia por parte del gobierno de implicar a todo el mundo en los programas de conservación.
1. Los programas que llevan a cabo todos los pasos de la movilización comunitaria pero no adoptan sus valores y principios no capacitarán a las comunidades para lograr resultados duraderos. También pueden correr el riesgo de sentar malos precedentes que hagan que las comunidades se sientan cooptadas, manipuladas y reacias a trabajar con organizaciones externas en el futuro.
2. Cuando las comunidades no desarrollan las habilidades necesarias para aprovechar sus propios recursos, el problema surge cuando el apoyo externo llega a su fin y los miembros se niegan a trabajar por su cuenta porque los futuros programas no pueden o no quieren cumplir las expectativas establecidas.
3. Es un reto desarrollar/adaptar y documentar de forma sencilla una metodología que cualquier facilitador pueda escoger y utilizar, manuales que sirvan para orientar sobre cómo facilitar cada fase del ciclo de acción.
4. A través de su participación en el proceso, las comunidades establecen las estructuras organizativas y las relaciones necesarias, y las personas desarrollan sus conocimientos, habilidades, redes de apoyo social y capacidad de acceso y gestión de los recursos para mantener y mejorar sus vidas.