Desarrollo de un proyecto de inversión sostenible y contacto con financiadores
Una vez que se dispone de un modelo de negocio, es hora de desarrollar un proyecto y encontrar un financiador.
Paso 1. Diseñar un proyecto para llevar a cabo la idea empresarial. Debe incluir una estructura clara y marcos contractuales sólidos (por ejemplo, actores implicados en la ejecución del proyecto y sus funciones; flujos financieros; procesos de toma de decisiones; y entidades jurídicas relevantes para el proyecto).
Paso 2. Identificar a los posibles financiadores, que pueden ser fondos fiduciarios medioambientales o inversiones de impacto. Un fondo fiduciario es un vehículo para recaudar, invertir, asignar y gestionar activos, nutrido mediante donaciones, fondos públicos u otros (por ejemplo, impuestos). Las inversiones de impacto son aquellas que se realizan con la intención de generar un impacto social y medioambiental positivo y medible junto con un rendimiento financiero. Suelen realizarlas instituciones de financiación del desarrollo, fundaciones privadas, fondos de pensiones, inversores particulares y otros.
Paso 3. Desarrollar una estrategia de marketing para el proyecto.
Paso 4. Desarrollar un plan de negocio del proyecto (PBP). Un PBP es una descripción por escrito del futuro de un proyecto (normalmente de 3 a 5 años). Describe los recursos y capacidades que existen ahora y los que se habrán asegurado en el futuro. Un PBP da al inversor la confianza de que el equipo del proyecto sabe adónde va y cómo va a llegar.
Uno de los mayores retos a la hora de diseñar un proyecto de éxito es la necesidad de contar con conocimientos especializados, en un contexto de recursos ya de por sí muy limitados para satisfacer los requisitos financieros básicos de la gestión de AP. Por ejemplo, en el caso de un parque nacional gestionado por una autoridad gubernamental, debería consultarse a un abogado para abordar cuestiones de gobernanza relacionadas con la posibilidad de cooperar con empresas privadas y ONG para eludir los requisitos burocráticos y las limitaciones presupuestarias.
Los inversores de impacto suelen tener dificultades para encontrar proyectos maduros en los que invertir. Los sitios que solicitan un programa de certificación reconocido a escala mundial, como la lista verde de la UICN, disponen de una base de referencia y de indicadores que permiten a los gestores de los sitios y a los posibles inversores medir el impacto. Por tanto, contar con una certificación y desarrollar un PBP y una estrategia de comunicación puede ayudar a desbloquear inversiones privadas para la conservación.
La consecución de las Metas de Aichi y del Marco para la Biodiversidad después de 2020 en lo que respecta a la gestión eficaz de las AP exigirá un cambio general de mentalidad para implicar al sector privado en la conservación de la naturaleza.