Participaron en este proyecto las principales partes interesadas, como el Departamento de Conservación de la Vida Silvestre, la Secretaría de División y las Secretarías de Distrito, el Ministerio de Medio Ambiente, el PNUD, la Asociación para la Conservación de los Recursos Oceánicos, la Universidad de Wayamba, la UICN, la Armada de Sri Lanka, el Departamento de Conservación del Litoral y la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de los Recursos Acuáticos. Conjuntamente con los conocimientos técnicos y la experiencia de expertos en la materia, se llevó a cabo la demarcación del arrecife de Bar, el diseño de boyas, el despliegue de boyas y las actividades conexas.
Mientras que las instituciones mencionadas aportaron los conocimientos técnicos, la formación y la concienciación necesarios, así como información para el seguimiento y la evaluación, los miembros clave de la comunidad local, como los miembros de la "Tour Boat Society" (una sociedad creada para los guías turísticos de la zona), también tuvieron la oportunidad de participar en las actividades de demarcación para identificar las ubicaciones GPS de las zonas que debían protegerse en el arrecife de Bar con la participación de especialistas y otras partes interesadas. También se involucró a un equipo identificado de lugareños, como operadores/guías de embarcaciones turísticas, en calidad de voluntarios locales para ayudar en la vigilancia y el mantenimiento de las boyas y la zona protegida.
En el transcurso de la ejecución de las actividades de conservación, se constató que era muy necesaria la participación, la movilización y la transparencia de la comunidad. Dado que se trataba de una comunidad de transición que, dependiendo de la temporada, se dedicaba simultáneamente a actividades turísticas y pesqueras, era difícil encontrar una comunidad totalmente centrada y comprometida que participara activamente en las actividades de conservación durante todo el año. Además, se observó que con el cambio de las condiciones económicas, el ataque del Domingo de Resurrección, la situación del COVID-19 y la caída del turismo, la comunidad se sentía menos motivada para participar en la conservación del arrecife de Bar.
En conclusión, la creación de capacidad y la concienciación, la participación activa y voluntaria en el redespliegue de boyas después de la temporada baja, el seguimiento periódico de los progresos y el registro de los cambios en el arrecife, así como una mayor concienciación de la comunidad sobre las olas de calor naturales y las actividades antropogénicas que afectan negativamente al ecosistema, condujeron a la motivación y dedicación de la comunidad para conservar el arrecife de Bar y garantizar su sostenibilidad.