Acuerdo de cogestión

El acuerdo de cogestión es un documento que recoge todo lo acordado durante el proceso de negociación, incluidos los elementos de gestión y gobernanza. Puede considerarse una prueba escrita de la asociación entre los actores locales. La parte de gestión especifica las seis "W": quién puede hacer qué, dónde, cuándo, cómo y cuánto. Establece las condiciones generales; especifica las normas y reglamentos de gestión de los recursos naturales en cada zona, las recompensas, las sanciones, el calendario de presentación de informes y las condiciones de aplicación y seguimiento. La parte de gobernanza especifica los actores clave para la toma de decisiones y sus responsabilidades.

Las partes interesadas deben comprender los objetivos del acuerdo de cogestión. También deben ver la necesidad de adaptarlo para reflejar mejor la situación cambiante de la conservación de los recursos. El acuerdo de manejo conjunto debe desarrollarse a través de la negociación entre los socios organizados. Por lo tanto, se debe prestar atención al desarrollo comunitario para convertir grupos pasivos de individuos en una verdadera comunidad a lo largo del establecimiento del acuerdo de manejo conjunto y su posterior adaptación.

El acuerdo de cogestión está sujeto a modificaciones durante el proceso de aprendizaje práctico. Los actores clave involucrados en la gobernanza compartida deben comprender la necesidad de modificar el acuerdo en base a las lecciones aprendidas durante la implementación. El acuerdo de manejo conjunto proporciona los principios básicos para la asociación de manejo conjunto entre los actores clave, pero no limita su colaboración en la toma de decisiones conjuntas a los términos y problemas específicos mencionados en el acuerdo. Los socios, tales como las autoridades y las comunidades, deben seguir discutiendo y tratando cualquier asunto que surja durante su asociación. El acuerdo de cogestión no es lo mismo que una forma fija de mecanismo de reparto de beneficios, aunque conste de secciones que especifiquen qué recursos pueden recolectar las personas y sus responsabilidades en la protección del bosque. En cambio, un acuerdo de cogestión es el resultado de negociaciones y tiene mucho que ver con la gestión adaptativa y las cuestiones de gobernanza.

Un proceso de negociación

El proceso de negociación consta de tres aspectos clave:

  • Organización para la asociación: comienza con la consulta a todas las partes interesadas sobre el concepto de manejo conjunto. Cuando comprenden y ven la necesidad de crear la asociación de manejo conjunto entre los actores, deben organizarse para estar listos para la negociación del acuerdo. El aspecto organizativo es esencial para convertir a los individuos pasivos de la comunidad en un grupo organizado con una visión común y asegurar un alto nivel de participación.
  • Negociar el acuerdo de cogestión y la institución de gobernanza compartida: Es la práctica de compartir el poder entre los actores. A través de la negociación, los distintos actores expresan sus preocupaciones y aportan sus ideas sobre cómo deben gestionarse y conservarse los recursos naturales. También se negocian cuestiones de gobernanza como quién puede tomar decisiones y cuáles son las responsabilidades y obligaciones de cada actor.
  • Aprender con la práctica: el proceso de negociación no es un proceso lineal, sino un bucle en espiral de aplicación del acuerdo, mantenimiento del funcionamiento de la institución de gobernanza compartida, seguimiento y revisión de sus resultados e impactos a lo largo del tiempo y aportaciones para la renovación del acuerdo.
  • Pleno apoyo político a todos los niveles, y acuerdo y apoyo de todas las partes interesadas para una gobernanza compartida y una gestión adaptativa.
  • Las costumbres tradicionales y la cultura local deben permitir que los distintos grupos de las comunidades se organicen, debatan y expresen sus ideas. En algunas culturas, se permite a las mujeres debatir temas públicos.
  • En los países donde la gestión centralizada se ha practicado durante años, las comunidades suelen estar formadas por individuos pasivos que viven unos al lado de otros. Ponerlas a tomar decisiones conjuntas con las autoridades sin darse cuenta de este hecho es un error que hay que evitar. Estas comunidades necesitan apoyo para organizarse, aprender y reforzar su sentido de la identidad y su relación con la zona. Delegar las tareas de dirección de la comunidad pasiva en los líderes locales (previa formación de estos líderes) es una práctica habitual, pero creará problemas más adelante.
  • El apoyo externo sólo debe centrarse en facilitar el proceso de negociación. Las cuestiones comunes identificadas y debatidas en el proceso de negociación deben ser el resultado del autoanálisis de los actores.
  • La negociación entre los actores clave debe continuar incluso después de la firma del acuerdo. El reparto de poder no debe detenerse con el primer acuerdo de cogestión. Los actores deben seguir renegociando y mejorando el acuerdo.
Ideas innovadoras a escala regional

El programa Liderazgo SAM busca incubar nuevas ideas de proyectos para convertirlos en proyectos con potencial de replicación (ampliación) a lo largo de la Ecorregión del Arrecife Mesoamericano. Estos proyectos se desarrollan para mostrar impactos de conservación claros y medibles en un horizonte temporal de 3 a 5 años. Cada cohorte tiene un enfoque temático vinculado a las necesidades de conservación de la región. Por ejemplo, en 2010 los proyectos de los becarios se centraron en el desarrollo costero y el turismo; en 2011 en la pesca sostenible y el establecimiento de Áreas Marinas Protegidas (AMP); en 2012 en el establecimiento de una red de reservas marinas multifuncionales; en 2014 en la gestión integrada de residuos sólidos y en 2015 en la conservación y valoración económica de los servicios ecosistémicos de los manglares.

  • Compromiso de los becarios de ejecutar sus proyectos
  • Apoyo de la organización de los becarios
  • Aprovechar la experiencia de los becarios y animarles a autoorganizarse en torno a proyectos de aprendizaje y acción (dotados de recursos) les ayuda a desarrollar su capacidad de liderazgo.
  • Los proyectos de los becarios tienen más probabilidades de éxito si forman parte del plan de trabajo de su organización.
  • La financiación inicial es necesaria para poner en marcha los proyectos.
Desarrollo de marcos políticos nacionales

La existencia de marcos políticos sólidos facilita el diseño y la aplicación de iniciativas locales y nacionales de carbono azul. Estas políticas promueven el apoyo oficial del gobierno y los cimientos de las funciones institucionales, y ofrecen vínculos con otras políticas, mecanismos y estrategias nacionales e internacionales (como las NDC, REDD+ y NAMA). El proceso de elaboración de políticas comienza con consultas informales con las autoridades nacionales para trazar un mapa de actores, calibrar su interés y obtener su apoyo. Dado que se trata de construcciones a escala nacional, el asesoramiento estratégico y la facilitación del proceso son importantes.

Lo más importante es suscitar el interés y el apoyo de las autoridades nacionales con poder de decisión, ya que la elaboración de políticas es una función gubernamental y no debe imponerse a un país. La existencia de otras políticas medioambientales, costero-marinas o de cambio climático permite alinear o incorporar las nociones de la política del carbono azul dentro de las políticas preexistentes. La disponibilidad y comunicación de datos científicos sólidos para el público también es importante durante la elaboración de políticas.

Según nuestra experiencia, es necesaria una "socialización" inicial (suministro, introducción y comunicación) de la información y los principios básicos del carbono azul a través de reuniones formales e informales con funcionarios del país en múltiples niveles de toma de decisiones. A continuación, debe considerarse una clara comprensión de las necesidades y prioridades actuales del país, y cómo pueden satisfacerse mediante acciones de carbono azul, para garantizar que el proceso sea compatible con los procesos nacionales en curso y los compromisos internacionales en materia de cambio climático y conservación. El papel de las personas que facilitan el proceso político es clave para ofrecer información sólida, comprender las necesidades de los países, garantizar que se satisfacen los intereses de los diferentes actores, negociar asuntos complejos y mediar en los conflictos que puedan surgir. El ritmo al que los gobiernos responden a procesos específicos no es necesariamente compatible con los objetivos a corto plazo del desarrollo y la ejecución de proyectos locales o la cooperación internacional.

Valoración de los servicios ecosistémicos

La cuantificación del valor de los servicios ecosistémicos prestados por los manglares a las comunidades locales es un componente necesario de los proyectos de carbono azul. Esto informa el diseño de los esquemas de Pago por Servicios Ecosistémicos (PSE). Como una valoración completa es difícil y costosa, los servicios prioritarios se eligen mediante un proceso participativo de consulta con las comunidades locales. Los datos brutos se recogen localmente y se extraen mediante búsquedas bibliográficas y entrevistas. Los resultados destacan la importancia de los ecosistemas costero-marinos ante los responsables de la toma de decisiones, ya que las pérdidas de manglares pueden explicarse como pérdidas de capital.

La disponibilidad de datos locales y nacionales es un factor determinante para una valoración adecuada de los servicios ecosistémicos. Incluso cuando no se disponga de esos datos, las relaciones con los funcionarios locales pueden proporcionar criterios y aportaciones de expertos útiles. Asimismo, la participación de las comunidades en los diagnósticos para identificar y posteriormente cuantificar los servicios prioritarios es importante para garantizar su implicación en el proceso. También es necesaria una comprensión clara de los medios de vida locales.

La percepción local de lo que constituye un servicio ecosistémico "prioritario" para su valoración puede diferir de la de los promotores e investigadores del proyecto. Además, la escasez de datos puede limitar el alcance del estudio de valoración. Por tanto, puede ser necesario negociar con la población local durante la fase de diagnóstico preliminar qué servicios satisfacen sus necesidades y las del proyecto, y cuáles pueden valorarse. La amplia gama de servicios que prestan los manglares y los ecosistemas costero-marinos circundantes hace que un ejercicio de valoración completo sea muy difícil. Por ello, la mayoría de los estudios de valoración son parciales y dependen de una serie de supuestos y de una variedad de métodos diferentes. Es muy ventajoso tener buenas relaciones de trabajo con los representantes del gobierno encargados del procesamiento y archivo de datos, así como una sólida comprensión de los detalles de los medios de subsistencia y los modelos empresariales locales, razón por la cual debe realizarse paralelamente un estudio de los medios de subsistencia.

Modelización geoespacial y de emisiones
La evaluación de la dinámica histórica del uso del suelo en las zonas costeras se basa en el análisis geoespacial de una secuencia de imágenes de satélite. Clasifica las categorías de uso del suelo y cómo cambia su superficie a lo largo del tiempo. A partir de esta dinámica, puede estimarse mediante modelización la cuantificación de las emisiones de carbono asociadas a la conversión de los manglares en otros usos del suelo. Esto proporciona tanto una evaluación de las reservas de carbono perdidas como una identificación de las áreas adecuadas para la restauración. Esto también puede vincularse a las estimaciones de la pérdida de capital natural a lo largo del tiempo.
El principal requisito es la disponibilidad de una serie coherente de imágenes por satélite que esté libre de nubosidad y ofrezca una resolución espacial suficiente para diferenciar los rodales (y tipos) de manglares, la agricultura circundante y otros usos humanos del paisaje. También son importantes las capacidades locales o nacionales para el procesamiento por teledetección y los análisis SIG avanzados de las características costeras. La modelización de las emisiones es un reto que debe resolverse mediante la mejora de las capacidades.
Aunque se dispone fácilmente de instalaciones de SIG y de personal formado, en el campo de los SIG y de la teledetección aún faltan capacidades para clasificar adecuadamente los distintos tipos de manglares dentro de un rodal, especialmente cuando se utilizan imágenes de mayor resolución. Hemos estado explorando la aplicación de técnicas innovadoras de procesamiento y clasificación de imágenes con buenos resultados. Sin embargo, el proceso no puede automatizarse por completo y los análisis requieren tiempo y la opinión de expertos. El acceso a una serie de imágenes consistentemente libres de nubes a lo largo de diferentes fechas es un reto. A esto se suma el mal funcionamiento de un satélite muy conocido, que limita aún más la disponibilidad de imágenes adecuadas para los análisis. La ampliación de los análisis de la escala local a la subnacional y a la regional presenta retos adicionales en cuanto a la resolución espacial, el volumen de datos para los análisis y el tiempo necesario.
Evaluación de la vulnerabilidad social y ecológica
Para construir un proyecto sólido de carbono azul, hay que comprender claramente los medios de subsistencia locales y cómo están vinculados a los ecosistemas de manglares circundantes mediante una evaluación de los medios de subsistencia. Esto incluye un análisis de la vulnerabilidad social a los efectos del cambio climático. Los elementos sociales y ecológicos de la evaluación proporcionan información que ayuda a conceptualizar proyectos específicos de carbono azul con intervenciones que benefician a las comunidades locales aumentando su resiliencia, diversificando su base de producción y mejorando su gobernanza y capital humano.
Se requieren contactos previos con las autoridades locales, ONG y líderes locales. El proyecto debe explicarse de forma no técnica para que la población local, con distintos grados de educación e interés, pueda al menos conocer los componentes del proyecto y los beneficios potenciales para la comunidad. Se necesitan profesionales bien formados y expertos en diagnósticos comunitarios, facilitación de grupos y resolución de conflictos para navegar por los matices sociales que un observador casual puede pasar por alto.
Las prioridades y percepciones de las comunidades y organizaciones locales pueden diferir frecuente y significativamente. El interés local por un proyecto puede ser mínimo o inexistente, y las expectativas de los diseñadores del proyecto pueden diferir de las de las comunidades. Es posible que los observadores externos no comprendan del todo la dinámica, los conflictos, los retos y las necesidades locales, por lo que es importante que en todas las fases participen personas formadas en herramientas de ciencias sociales. Contar con un líder local que acepte la idea de un proyecto de carbono azul ayuda a generar confianza entre la comunidad, aumenta su participación y abre la puerta a diálogos más transparentes con la comunidad. Estar abierto a las necesidades y deseos locales, y dedicar tiempo a conocer a la gente y sumergirse en su vida cotidiana puede aportar información útil para el desarrollo del proyecto. Los efectos del cambio climático pueden ser prioridades menores en comparación con necesidades mucho más urgentes de la comunidad en materia de salud, educación e infraestructuras.
Inventarios de carbono en los ecosistemas de manglares
Los inventarios de carbono proporcionan la base para cuantificar las existencias actuales y las superficies de manglares necesarias para estimar las emisiones históricas. Permiten caracterizar el entorno, describir la flora y la estructura horizontal y vertical de los rodales, así como su estado. Las evaluaciones del carbono también pueden impulsar la participación local y el desarrollo de capacidades. Cuando se repiten a lo largo del tiempo en el marco de un sistema de seguimiento sólido, proporcionan tasas de crecimiento y acumulación de carbono que se utilizan para calcular cifras de emisiones de mayor calidad que las disponibles en la actualidad.
La implicación del gobierno y las autoridades locales es clave. Los funcionarios gubernamentales (locales y nacionales) deben conocer el proceso para que puedan reconocer el valor de los inventarios a la hora de proporcionar datos detallados sobre ecosistemas muy vulnerables. La implicación de los agentes locales es clave para que adquieran poder y se apropien del proyecto. Además, su conocimiento de la zona favorece la selección del emplazamiento del proyecto y garantiza unas condiciones de trabajo más seguras.
La calidad de los inventarios depende del uso de protocolos coherentes y del nivel de formación del personal. El trabajo en los manglares es más difícil que en los ecosistemas terrestres, y la seguridad de los trabajadores debe ser una prioridad absoluta. La logística que supone el uso de embarcaciones para acceder a los lugares de trabajo, los breves intervalos de tiempo entre mareas y la dificultad del terreno impiden la realización rápida de las tareas, lo que, a su vez, aumenta los costes y la duración del trabajo de campo. Con la participación local, estos costes pueden controlarse, ya que las tarifas de alquiler de embarcaciones pueden reducirse o suprimirse. Además, recoger y procesar muestras de suelo sobre el terreno es un reto debido a su altísimo contenido en agua, lo que implica que hay que organizar con antelación las instalaciones del laboratorio. Es muy recomendable que la población local participe en los inventarios por su conocimiento de primera mano de la zona, el comportamiento de las mareas y la dinámica de uso del suelo. Las herramientas SIG facilitan la planificación de los inventarios.
Gestión adaptativa y participativa de base local
Las comunidades elaboran planes de gestión y protocolos de seguimiento basados en análisis de carencias biológicas, ecológicas, socioeconómicas, culturales e históricas, así como en metas y objetivos acordados mutuamente. Paralelamente, se lleva a cabo la necesaria recopilación de datos científicos de referencia y de seguimiento. Otras actividades de gestión incluyen el establecimiento de un sistema adecuado de registro y presentación de informes, y la creación de mecanismos de aplicación de la ley en las zonas protegidas, incluida la persecución de la pesca ilegal o furtiva.
- Propiedad comunitaria de los recursos, incluida una visión clara de los beneficios potenciales para los miembros actuales de la comunidad y las generaciones futuras, que se derivarán de las acciones de conservación para abordar los problemas ecológicos percibidos. - Apoyo de socios locales e internacionales (por ejemplo, ONG) para ayudar en la planificación de la gestión, el seguimiento y la recopilación de datos científicamente sólidos.
El establecimiento de un enfoque de gestión ascendente es un reto, sobre todo si se debilita el liderazgo tradicional. Sin embargo, los sistemas tradicionales y modernos pueden fusionarse sobre la base del diálogo y el refuerzo de las capacidades a nivel comunitario.
Seguimiento a largo plazo
La supervisión periódica y a largo plazo durante al menos 3-5 años hace un seguimiento de los cambios a lo largo del tiempo, lo que permite introducir modificaciones tempranas para corregir problemas y ayuda a determinar si se han alcanzado los objetivos del proyecto. El seguimiento se programa a intervalos mensuales prescritos.
A cargo del proveedor de la solución.
El método de seguimiento utilizado debe ajustarse a los requisitos del proyecto y a las aptitudes, el tiempo y el presupuesto del equipo de seguimiento. El proceso de restauración depende del ciclo natural de producción y reclutamiento de semillas, mientras que los donantes y a veces las comunidades quieren ver resultados rápidos. En consecuencia, aunque los costes globales pueden ser menores, el método requiere un plazo de financiación y seguimiento más largo de lo que suele concederse.