Asociaciones y colaboración en torno a la seguridad nutricional

Colaborar con otras partes interesadas para crear sinergias ayuda a garantizar el éxito.

Aunar recursos humanos, técnicos y financieros ayuda a conseguir más por menos tiempo y dinero, y también a frenar la repetición de soluciones.

Todos los socios y la comunidad participan activamente en todo el proceso, por lo que cada parte asume la responsabilidad y el éxito.

  • Relaciones cordiales entre todas las partes interesadas
  • Comunicación y coordinación oportunas para permitir la participación.
  • Asignación de recursos por parte de cada socio participante para garantizar un funcionamiento fluido y, por lo tanto, sin lagunas ni retrasos en la prestación de servicios.

La colaboración de las partes interesadas es esencial para el éxito del diagnóstico, la identificación, la planificación y la ejecución de cualquier intervención en la comunidad.

Diseño y aplicación de procesos participativos

El punto de partida fue el acuerdo sobre los pasos metodológicos (véase BB 1) para el proyecto piloto, incluida la participación de las principales partes interesadas y las necesidades y medidas de desarrollo de capacidades. La próxima revisión del plan de gestión fue un punto de partida ideal para la integración de la AbE y el plan de trabajo el instrumento clave. En él se define que la AbE debe tratarse en reuniones temáticas con distintos grupos de interesados y en un taller, en un capítulo específico del plan de gestión y como parte de un Programa de Acción AbE. La formación del equipo central fue seguida de la recopilación de datos e información relacionados con el clima que alimentaron las sesiones con las comunidades y un taller.

  • Acuerdos y apoyo del personal responsable de la aprobación de los planes de gestión.
  • Plan de trabajo claramente definido y ampliamente aceptado.
  • El proceso de adaptación debe tener en cuenta las características del ecosistema y las condiciones sociales y económicas dentro y fuera de los límites de las áreas protegidas. Por lo tanto, es necesario un proceso continuo y participativo que tenga en cuenta las prioridades de conservación, los riesgos climáticos y de otro tipo, así como las necesidades e intereses de las partes interesadas.

  • Cuanto más participativo sea el proceso, más probabilidades habrá de que el enfoque AbE se integre en el plan de gestión del área protegida.
  • Es necesario identificar e implicar a todos los departamentos y niveles jerárquicos de las organizaciones responsables del área protegida para garantizar la integración de la AbE. En nuestro caso, la revisión final por parte de los superiores supuso retrasos y observaciones, ya que algunos de ellos no habían participado previamente.
  • Es importante implicar a profesionales con experiencia en AbE y planificación de la gestión de áreas protegidas. En primer lugar, el proyecto tuvo que cualificar a los profesionales y demás partes interesadas implicadas en el proceso para tener éxito con la integración del enfoque AbE en el plan de gestión.
Anclaje institucional y ampliación

A través de la elaboración de un Programa de Acción AbE, el enfoque AbE se ancló institucionalmente en el área protegida "Cananéia-Iguape-Peruíbe". Además, el enfoque metodológico se aplicará en otras once áreas protegidas de cuatro estados federales del país a través de asociaciones estratégicas con el Ministerio de Medio Ambiente de Brasil (MMA), la Agencia Brasileña de Medio Ambiente (ICMBio) y otros. La aspiración es que, en el futuro, todos los planes de gestión de áreas protegidas consideren la AbE como respuesta estratégica al cambio climático.

  • Acuerdos con el personal responsable de la elaboración y aprobación de los planes de gestión a nivel central de la autoridad del área protegida y apoyo por parte de éste.
  • Las asociaciones con otros proyectos y financiadores son un catalizador importante y un punto de activación para la reproducción y la ampliación.
  • Desarrollar enfoques metodológicos listos para usar y abogar por su difusión e integración requiere tiempo, así como recursos financieros y personales.
  • Es necesario equilibrar las cuestiones generalizables y las específicas de cada contexto.
Enfoque metodológico para integrar el cambio climático y las medidas de AbE en la planificación de la gestión de áreas protegidas

El enfoque metodológico consta de los siguientes pasos (véase también el gráfico de la galería):

  1. Recopilación de las percepciones de los profesionales implicados y otras partes interesadas con respecto a los riesgos climáticos clave y cartografía espacial de estos riesgos.
  2. Identificación de los principales impactos biofísicos y socioeconómicos del cambio climático en la región, en parte mediante la comprobación de las percepciones de las partes interesadas, en parte mediante datos científicos disponibles públicamente.
  3. Evaluación de los servicios ecosistémicos relevantes para el bienestar humano y/o la adaptación al cambio climático con las partes interesadas durante un taller.
  4. Definición de opciones y medidas de adaptación específicas para cada lugar, incluida la AbE.
  5. Integración de los resultados en el plan de gestión.
  6. Desarrollo de capacidades mediante cursos y formación en el puesto de trabajo como medida complementaria crucial.
  • Disponibilidad tanto de conocimientos científicos como de otros tipos y fuentes de conocimiento e información.
  • Participación y aportaciones del personal técnico y de los ciudadanos.
  • El primer hito consistió en nivelar los conocimientos sobre los conceptos y problemas del cambio climático entre los participantes. A este respecto, el formato dinámico y participativo de las reuniones y talleres fue crucial para reforzar la comprensión de los conceptos principales y la apreciación e integración de las perspectivas y conocimientos de las partes interesadas en el plan de gestión.
  • La evaluación de riesgos debe ir más allá del lugar de conservación y abordar toda su zona de influencia (por ejemplo, las cuencas hidrográficas como orientación para el ámbito de aplicación).
  • Los enfoques participativos y la integración de las percepciones de los impactos del cambio climático pueden dar lugar a opiniones divergentes. El equipo responsable debe estar preparado para afrontarlo.
  • Del mismo modo, la recopilación de conocimientos y percepciones locales puede requerir muchos recursos y debe estar bien preparada.
  • La integración de los riesgos del cambio climático y la aplicación de medidas de adaptación en la gestión de la conservación es una tarea bastante nueva y compleja en la que influyen factores que difieren de un lugar a otro. Por ello, el proceso de adaptación debe ser específico para cada zona.
Mejora de la prestación de servicios

El número de usuarios de datos hidrológicos y meteorológicos en Japón ha aumentado considerablemente con el desarrollo de nuevas tecnologías y sectores; desde la aviación y el transporte marítimo hasta servicios públicos como la predicción meteorológica, cada vez hay más presión sobre los servicios hidrométricos para que proporcionen información precisa y en tiempo real.

En la actualidad, la JMA, en colaboración con las autoridades centrales y locales de gestión de catástrofes y otras partes interesadas clave, proporciona al público en general información actualizada sobre fenómenos meteorológicos graves. Llegar a los primeros intervinientes y al público en general es un componente crítico del eficaz sistema de alerta temprana de Japón, y las alertas tempranas a nivel municipal han mejorado en la última década en gran parte gracias a una mejor comunicación y cooperación entre las partes interesadas.

Por ejemplo, el Departamento de Control de la Erosión y los Sedimentos del MLIT estableció una asociación con los gobiernos prefecturales para emitir con prontitud información de alerta sobre corrimientos de tierras a los ciudadanos en situación de riesgo.

  • Recursos financieros y voluntad de mejorar la prestación de servicios.
  • Colaboración entre los sectores público y privado para garantizar una prestación de servicios óptima.
  • Debe adoptarse un enfoque global que contemple múltiples riesgos, con la colaboración de los agentes pertinentes, como los organismos de gestión de catástrofes, los gobiernos locales y las entidades del sector privado.
  • Los sistemas de alerta temprana deben ser capaces de proporcionar información esencial a los primeros intervinientes y al público en general a nivel local.
  • Las necesidades de los usuarios finales deben informar y dar forma al desarrollo de los servicios hidrológicos y meteorológicos, como la entrega de información clara a través del medio más apropiado.
Modernización de los sistemas

El esfuerzo por modernizar los sistemas hidrológicos y meteorológicos de Japón comenzó en los años 50 y continúa hasta nuestros días. Por ejemplo, el Sistema Automatizado de Adquisición de Datos Meteorológicos (AMeDAS) de la JMA es una red de más de 1.300 estaciones meteorológicas automáticas que se fue modernizando paulatinamente desde la década de 1970. En la actualidad, el sistema es capaz de recopilar conjuntos de datos de estaciones clave cada minuto y puede entregar información a los usuarios finales en 40 segundos. Estos datos son cruciales para los sistemas de alerta temprana y permiten un seguimiento preciso de los patrones meteorológicos. Otro hito importante ha sido la serie de satélites meteorológicos geoestacionarios (Himawari-1 a Himawari-8), que han reforzado aún más los servicios hidrometeorológicos no sólo en Japón, sino en toda la región Asia-Pacífico. Además, el Japan Meteorological Business Support Center (JMBSC) y la Foundation of River & Basin Integrated Communications (FRICS) trabajan para garantizar un uso más amplio de los datos hidrométricos por parte de los municipios, el público en general y los agentes del sector privado.

  • Recursos financieros y conocimientos técnicos suficientes para modernizar los sistemas.
  • Voluntad política de movilizar recursos para modernizar los sistemas.
  • Unos sistemas de observación sólidos, de calidad garantizada y centrados en el usuario son fundamentales para la prestación de servicios hidrológicos y meteorológicos eficaces y sustentan las estrategias de adaptación al cambio climático y de GRD, como las prácticas de gestión fluvial y el establecimiento de sistemas de alerta temprana.
  • Para garantizar la continuidad de las actividades, debería establecerse un "segundo" centro operativo, como una instalación de reserva que pueda reanudar todas las funciones y servicios esenciales en caso de emergencia.
Fortalecimiento institucional

Las instituciones clave en el panorama hidrométrico de Japón han evolucionado desde la década de 1950. Por ejemplo, las instituciones hidrológicas han sufrido varios cambios, como tras la promulgación de la Ley de Ríos de 1964 (versión revisada). Esta ley exigía a las autoridades encargadas de la gestión de los ríos que se adhirieran a los principios de gestión integrada de las cuencas fluviales, en contraposición a las prácticas de gestión de catástrofes más centradas en la zona que prevalecían antes de esto (por ejemplo, pasar de diques circulares, que sólo protegen a la comunidad del constructor, a diques continuos, que garantizan una protección más equitativa para la población en general). En cuanto a los servicios meteorológicos, el marco normativo se estableció en virtud de la Ley de Servicios Meteorológicos de 1952, que designó a la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) como organismo autorizado responsable de emitir avisos de emergencia.

En cuanto al marco jurídico, las leyes japonesas asignan funciones y responsabilidades claras al Servicio Hidrológico Nacional (WDMB/MLIT), al Servicio Meteorológico Nacional (JMA) y a otras partes interesadas clave para garantizar una coordinación eficaz.

  • Voluntad y capacidad para comunicar, coordinar y colaborar entre instituciones y sectores.
  • Voluntad política y recursos para establecer leyes y reglamentos pertinentes que asignen funciones y responsabilidades claras y faciliten la coordinación entre los distintos organismos y partes interesadas.
  • El periodo posterior a una catástrofe grave puede servir de oportunidad para evaluar los puntos fuertes y débiles de las instituciones y para introducir mejoras estratégicas. Por ejemplo, tras el tifón Isewan de 1959, en el que murieron más de 5.000 personas, el Gobierno de Japón llevó a cabo una revisión exhaustiva de las estrategias nacionales. Las experiencias de esta catástrofe fueron una fuerza motriz importante para la introducción de la Ley Básica de Medidas para Contrarrestar Catástrofes de 1961, que introdujo mejoras sistemáticas en los servicios hidrométricos de Japón.
  • Los marcos jurídicos deben estipular claramente las funciones y responsabilidades de los distintos agentes de los sectores público, privado y civil, para permitir una aplicación fluida y coordinada de los servicios hidrológicos y meteorológicos.
  • Los marcos reguladores hidrológicos deberían alinearse e integrarse en la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH). Los servicios hidrológicos de Japón son una parte clave del compromiso del país con la GIRH, que ha mejorado el uso sostenible del agua y la gobernanza eficaz del ciclo del agua y ha promovido la eficiencia hídrica y la conservación de los recursos hídricos.

Adoptar medidas adicionales de reducción de riesgos no estructurales

Las medidas no estructurales para los riesgos geológicos en las carreteras son aquellas que no implican una construcción física y suelen ser menos costosas que las medidas estructurales. Por ejemplo, las autopistas japonesas suelen tener estaciones al borde de la carretera(michi-no-eki), que se han planificado estratégicamente para que sirvan como centros de evacuación y centros de información relacionada con los desastres (por ejemplo, estado de las carreteras e información de emergencia). Tras el Gran Terremoto del Este de Japón de 2011, las estaciones al borde de la carretera y las zonas de aparcamiento de las autopistas fueron utilizadas por numerosos equipos y organizaciones como bases operativas para las labores de rescate y socorro. Muchos de ellos estaban equipados con electricidad, alimentos y agua, y servían como refugios de emergencia, donde se compartía información importante con los ciudadanos.

  • Recursos financieros para desarrollar y aplicar medidas no estructurales de reducción de riesgos.
  • Conocimientos técnicos y capacidad para desarrollar y aplicar medidas no estructurales de reducción de riesgos.
  • Los métodos no estructurales de reducción del riesgo, como la detección precoz y la capacidad de recopilación de información de emergencia, el desarrollo y la aplicación de planes de preparación y respuesta ante emergencias, y la implicación de las partes interesadas para reducir los riesgos de peligros geológicos y concienciar a la población, son fundamentales para la gestión del riesgo de desastres en las carreteras.
  • Las medidas no estructurales de reducción del riesgo pueden ser una forma rentable de reducir las pérdidas humanas y económicas derivadas de los fenómenos geoamenazantes.
Aplicación de medidas estructurales para reducir el riesgo de daños en las carreteras

Tras el Gran Terremoto del Este de Japón de 2011, las principales autopistas y carreteras de acceso a las zonas afectadas volvieron a funcionar en cuestión de semanas, lo que agilizó enormemente las operaciones de socorro y recuperación. Esto se debió en gran medida a las sólidas medidas estructurales, junto con una eficiente labor de recuperación por parte de los servicios públicos. En cambio, tras el Gran Terremoto de Hanshin-Awaji de 1995 se tardó más de un año y medio en reconstruir las autopistas.

  • Recursos financieros y voluntad de invertir en recursos estructurales.
  • Capacidad tecnológica y de ingeniería para aplicar medidas estructurales a gran escala.
  • Las medidas estructurales reducen el riesgo de que las carreteras sufran daños debidos a geoamenazas, disminuyen los costes de mantenimiento de las carreteras, garantizan la conectividad durante y después de las catástrofes y contribuyen a la rápida recuperación de una carretera tras un episodio de geoamenazas.
  • La bioingeniería y otros tipos de medidas estructurales pueden aplicarse durante las fases de construcción, explotación y mantenimiento de la carretera.
  • Una evaluación exhaustiva de las condiciones geográficas, geológicas, geotécnicas, hidrológicas e hidráulicas es esencial para el diseño eficaz de las medidas estructurales.
Evaluación de riesgos de peligros geológicos y planificación de carreteras nuevas y existentes.

Las carreteras, autopistas y otras instalaciones públicas ayudaron a reducir los daños y la pérdida de vidas humanas en el Gran Terremoto del Este de Japón de 2011 al proporcionar protección contra las inundaciones, debido en gran parte a las acertadas evaluaciones de riesgos realizadas antes de la construcción. Por ejemplo, la autopista de Sendai Oriental (elevación de 7 a 10 metros) actuó como barrera secundaria contra el tsunami entrante, impidiendo que las olas penetraran más tierra adentro. Más de 200 personas escaparon corriendo hasta la autopista, y su terraplén sirvió de refugio de evacuación para los residentes locales.

  • Disponer de recursos suficientes para realizar evaluaciones de riesgos.
  • Disponibilidad de datos pertinentes para realizar evaluaciones precisas y fundamentar la planificación de las carreteras nuevas y existentes.
  • La identificación de riesgos previa al concepto es crucial. En el caso de las nuevas carreteras, las evaluaciones del riesgo de peligros geológicos permiten a las autoridades gestoras tomar decisiones informadas sobre cómo evitar los lugares peligrosos.
  • La cartografía de los peligros, la evaluación de los niveles de exposición y la determinación de los impactos potenciales sobre el entorno social son esenciales para una gestión holística del riesgo de geoamenazas en las carreteras.
  • La determinación de las posibles repercusiones económicas derivadas de la pérdida de acceso a las carreteras y la realización de un análisis coste-beneficio de las posibles inversiones para mitigar los riesgos geológicos son fundamentales. Los resultados de estas evaluaciones ayudan a identificar y priorizar los lugares en peligro y a fundamentar las medidas de reducción del riesgo.