Capacitar a las comunidades de base para patrullar los bosques y conservar los lémures
Seguimiento de la población de lémures en peligro crítico de extinción de la Selva Fierenana
Ranaivoson Federation Vahitriniala
Para reforzar la capacidad de los patrulleros locales de la selva de Fierenana, se puso en marcha un programa de formación específico para ayudar a las comunidades de base con herramientas y conocimientos prácticos para el seguimiento de la biodiversidad. Esta iniciativa se centró en la conservación de los lémures e incluyó formación teórica y sobre el terreno. Se formó a los patrulleros en navegación responsable por el bosque, haciendo hincapié en la importancia del silencio, la atención a las señales visuales y auditivas y el comportamiento adecuado para minimizar las molestias a la fauna.
Un componente clave de la formación fue la introducción de cuatro hojas normalizadas de recogida de datos. Estas herramientas guiaron a los patrulleros en la documentación de las rutas de transectos, el registro de avistamientos de especies objetivo, la identificación de amenazas y la anotación de las condiciones del microhábitat. La hoja de transectos ayudó a definir las rutas de las patrullas, que seguían las pistas forestales existentes y estaban marcadas cada 25 metros con banderas azules para facilitar la referencia espacial. Los transectos oscilaban entre 1.000 y 4.500 metros y se seleccionaron para maximizar la cobertura forestal evitando las zonas deforestadas. Para evitar solapamientos en las observaciones, los transectos adyacentes se separaron al menos 250 metros.
Durante las patrullas, los vigilantes caminaron a un ritmo constante de 1 km/h, registrando todos los lémures visibles a lo largo del transecto. Las observaciones incluían la identificación de la especie, el tamaño del grupo, las categorías de edad y, cuando era posible, el sexo. Para cada grupo, el patrullero estimó las distancias para ayudar en futuros cálculos de densidad. Sólo se contabilizaron los avistamientos visuales para evitar la duplicación con las vocalizaciones. Paralelamente, los patrulleros documentaron amenazas como trampas, talas, incendios y agricultura de roza y quema, intentando cuantificar su alcance en términos de número, volumen o área. Todas las amenazas observadas se señalaban con marcadores rojos y se fechaban para evitar que se repitieran en futuras inspecciones.
Los patrulleros también aprendieron a utilizar dispositivos GPS para localizar los puntos de inicio de los transectos y garantizar una recogida de datos coherente. Lo ideal era que las inspecciones se realizaran todos los días a la misma hora, comenzando a más tardar a las 7:30 de la mañana, para mantener la comparabilidad. También se registraron observaciones de especies no objetivo y avistamientos fuera del transecto para proporcionar un contexto ecológico más amplio. Cada una de las nueve organizaciones locales de base comunitaria (COBA) se encargó de supervisar dos o tres transectos al mes, fomentando así la implicación local y la continuidad de los esfuerzos de conservación.
Este proyecto demuestra cómo la formación estructurada, las herramientas sencillas y la participación comunitaria pueden combinarse eficazmente para apoyar los objetivos de conservación. Ofrece un modelo replicable para otros programas de seguimiento de especies y ecosistemas forestales.
En la comuna de Fierenana ya existe una sólida base para la conservación comunitaria. Las organizaciones comunitarias locales (COBA) han participado activamente en la protección del bosque CAZ de Madagascar, en la que participan tanto hombres como mujeres de las comunidades locales, comprometidos con la gestión medioambiental.
A través de un proceso conocido como "Transferencia de Gestión", el Ministerio de Medio Ambiente delega en estas COBA la gestión de zonas forestales específicas, especialmente las zonas tampón de la ZAC. Estos contratos de gestión se revisan y renuevan cada tres o cinco años, en función de su rendimiento y cumplimiento. Cada COBA funciona con una estructura formal, que incluye un consejo de administración, un reglamento interno y una asamblea general, lo que garantiza la transparencia y la rendición de cuentas.
En la actualidad, al menos nueve COBA operan en Fierenana, supervisando colectivamente una superficie forestal de aproximadamente 7.100 hectáreas. Estos grupos cuentan con unos 478 miembros, un subconjunto de los cuales son patrulleros, es decir, personas físicamente capacitadas para realizar un seguimiento periódico de la biodiversidad y evaluar las amenazas, sobre todo en los hábitats de los lémures. Cada COBA tiene su sede en una fokontany, la unidad administrativa más pequeña de Madagascar, lo que ayuda a garantizar la participación y supervisión localizadas.
Para agilizar la coordinación y reforzar la colaboración con Conservation International (CI), estas COBA se unificaron bajo una única organización paraguas: la Federación Vahitriniala. Esta federación sirve de principal punto de contacto para CI en todo el proyecto BIOPAMA y facilitó una contratación y una ejecución del proyecto más eficientes.
Las estructuras de gobernanza local refuerzan aún más estos esfuerzos. La comuna está dirigida por un alcalde, apoyado por diputados, personal municipal y miembros del consejo. A nivel de fokontany, el Jefe de Fokontany desempeña un papel administrativo clave, mientras que el Tangalamena -ellíder tradicional- aporta legitimidad cultural y suele respaldar las decisiones importantes. Este alineamiento entre las instituciones formales y las autoridades tradicionales contribuyó a crear un entorno favorable para las iniciativas de conservación, garantizando tanto el apoyo administrativo como la aceptación por parte de la comunidad.
La comuna rural de Fierenana ha demostrado que la concienciación medioambiental se difunde con mayor eficacia cuando se integra en todo tipo de reuniones comunitarias. Integrar los mensajes de conservación en las reuniones rutinarias -especialmente las dirigidas por las autoridades locales- aumenta significativamente el alcance y el impacto de las campañas de concienciación.
La comunicación eficaz también depende en gran medida de la credibilidad y la convicción del facilitador. Cuando los facilitadores están realmente comprometidos y son transparentes en su enfoque, tienen más probabilidades de ganarse la confianza y la cooperación de los miembros de la comunidad.
Sin embargo, sigue habiendo problemas. En algunos casos, algunos individuos han utilizado indebidamente el nombre de una COBA para acceder a zonas forestales bajo el pretexto de la conservación, sólo para convertir posteriormente la tierra para uso agrícola. Esto pone de relieve la importancia de una supervisión rigurosa. El Ministerio de Medio Ambiente debe garantizar un seguimiento coherente del proceso de transferencia de la gestión, mientras que las COBA deben cumplir estrictamente las condiciones establecidas en sus acuerdos de gestión. Estos acuerdos, firmados conjuntamente por el Ministerio y el presidente de la COBA, son herramientas esenciales para la rendición de cuentas y deben respetarse tanto en su letra como en su espíritu.
Otra lección clave se refiere a la confidencialidad de los horarios de las patrullas. Para evitar filtraciones de información que puedan alertar a los delincuentes, las fechas de las patrullas deben comunicarse discretamente dentro del equipo. Cuando los delincuentes conocen los horarios de las patrullas, pueden evitar ser detectados, lo que socava los esfuerzos de conservación. Mantener el secreto operativo es, por tanto, fundamental para la eficacia de las actividades de vigilancia forestal.