En el primer paso de la solución, GP Fish trata de aportar pruebas sobre el papel del pescado a la hora de hacer frente a la malnutrición y apoyar dietas sanas, en particular para los hogares con inseguridad alimentaria. Está dirigido a los profesionales que trabajan en el campo de la seguridad alimentaria y nutricional, así como en el desarrollo rural, e investiga cuestiones como "¿alimenta el pescado a los pobres, o es demasiado caro?". Combinando conocimientos científicos con datos prácticos procedentes de años de experiencia sobre el terreno, complementados con ejemplos prácticos, pretende ofrecer una amplia panorámica de la situación actual en determinados países y un camino a seguir.
La malnutrición es el aspecto más importante de la inseguridad alimentaria y nutricional y se presenta en muchas formas: desnutrición, sobrealimentación y carencias de micronutrientes, a menudo denominadas "hambre oculta". Esta última representa un importante problema de salud pública y es el resultado de una ingesta inadecuada de nutrientes, como hierro, zinc, calcio, yodo, folato y diferentes vitaminas. Las estrategias para combatir las carencias de micronutrientes incluyen la suplementación, la biofortificación (agronómica) y, sobre todo, la diversificación de la dieta, que es el centro de los discursos políticos contemporáneos relativos a la mejora de la nutrición humana. La diversificación de la dieta mediante el consumo de proteínas animales puede prevenir de forma significativa las carencias de micronutrientes, especialmente en los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, donde las dietas se basan predominantemente en los carbohidratos. El pescado es un alimento muy nutritivo que aporta proteínas, ácidos grasos esenciales y micronutrientes, como se muestra en la figura 1, hasta el punto de que a veces se le denomina "superalimento". Debido a sus propiedades nutricionales, incluso pequeñas cantidades de pescado pueden contribuir de forma importante a la seguridad alimentaria y nutricional. Esto es especialmente cierto en el caso de las especies de peces pequeños que se consumen enteras -incluidas espinas, cabezas y vísceras- en regiones donde las carencias nutricionales y la dependencia de los alimentos azules son elevadas.
La Figura 2 muestra la proporción de ingesta de nutrientes recomendada cuando se consumen alimentos acuáticos frente a terrestres. Las fuentes de alimentos están ordenadas de mayor (arriba) a menor (abajo) densidad de nutrientes. Visiblemente, los alimentos "azules" acuáticos, como el pescado y los mejillones, son más ricos en nutrientes que las fuentes terrestres. En concreto, son buenas fuentes de ácidos grasos Omega-3 y vitamina B12. Por lo tanto, los "alimentos azules" no sólo ofrecen una notable oportunidad para transformar nuestros sistemas alimentarios, sino que también contribuyen a atajar la malnutrición.