Mediante un planteamiento participativo, integrador y no discriminatorio, los hogares beneficiarios se identifican a través de talleres de sensibilización en todos los pueblos del proyecto. El principio es voluntario y sin restricciones, e incluye la restauración de al menos 0,5 ha de capital de tierra cultivada para cada hogar agrícola. Cada parcela es inventariada, geolocalizada y cartografiada. El estado de cada parcela (historial de cultivo, rendimiento, árboles presentes, etc.) se establece y documenta adecuadamente. La restauración de la parcela se lleva a cabo de forma bilateral, con una contribución de cada parte: 80% por parte del proyecto (pago de embajadores, suministro de plantones, contribución a la preparación del terreno, etc.) y 20% por parte del hogar (en especie, búsqueda de estacas, plantación, mantenimiento de la plantación).