Alineación ministerial y sectorial: un enfoque basado en la asociación para desarrollar una metodología de rehabilitación frugal

Es importante reconocer e identificar los conflictos entre los ministerios y las partes interesadas del sector. Es importante que en las primeras fases de una iniciativa se reconozcan estos problemas y se establezca y trabaje a través de una plataforma consultiva para defender una metodología que sea valiosa para todas las partes interesadas, que incluya a los mineros artesanales y a las partes interesadas afectadas por dicha minería, así como a los ministerios. Sólo a través de esta colaboración podrá desarrollarse una metodología que aborde las preocupaciones medioambientales, satisfaga las necesidades de los mineros artesanales en cuanto a incentivos basados en el rendimiento y el acceso a la tierra, y pueda ser valorada por el gobierno a la hora de formalizar permisos basados en condiciones para la minería. Es en este contexto y en esta plataforma de compromiso donde el MRF puede demostrar su valor para todas las partes interesadas y ofrecer resultados tanto a nivel local como nacional.

  • Reconocimiento gubernamental de la variedad de problemas del sector
  • Alineación de los gobiernos con las mejores prácticas medioambientales y la aplicación efectiva de las mismas.
  • Voluntad del gobierno de participar en asociaciones más amplias para evaluar los problemas relacionados con la MAPE informal y buscar soluciones e incentivos para mejorar las prácticas medioambientales.
  • Voluntad nacional y de las partes interesadas de condicionar la formalización de la MAPE a los resultados medioambientales.
  • El sector de la MAPE está dispuesto a aplicar la gestión forestal sostenible
  • Las partes interesadas están dispuestas a aprobar la concesión de licencias para la MAPE en función de la mejora de las prácticas medioambientales.

Es fundamental que la iniciativa cuente con el apoyo del gobierno nacional, como puerta de entrada a la colaboración con el gobierno local y otras partes interesadas locales afectadas por la minería artesanal. Asimismo, es importante que los principales ministerios que puedan tener puntos de vista contrapuestos (por ejemplo, minería y medio ambiente) aprecien y apoyen la capacidad de las iniciativas para desarrollar soluciones y enfoques que puedan aportar beneficios de interés para todas las partes (ministerios).

Combinar la cohesión social tradicional con nuevas formas de organización local

Konegummez recibe muchos servicios domésticos y ecosistémicos de los recursos naturales. Durante la Segunda Guerra Mundial, los aldeanos, a diferencia de otros, no pasaron hambre; la diligencia, la ayuda mutua, la organización, así como el trabajo duro y el amor por su tierra les ayudaron a sobrevivir en tiempos difíciles.

Desde la fundación de la aldea, sus habitantes no han dejado de emprender acciones colectivas, basadas en la confianza mutua y en la creencia de que "juntos somos fuertes". Con el tiempo, la fuerte cohesión social también ha "pagado" a los aldeanos. Estas experiencias positivas reforzaron la creencia de que "juntos somos fuertes" y motivaron a los aldeanos a aspirar siempre a nuevos horizontes y a seguir desarrollando su aldea.

Esa fue también la razón por la que pudieron crear un comité informal para planificar y gestionar de forma sostenible los recursos naturales de la aldea. El grupo está formado por un total de 9 personas: pastores, bayar, ancianos del pueblo, mirab, agricultores y un profesor.

Otro ejemplo de organización "moderna" está relacionado con la venta de productos agrícolas. Los agricultores han desarrollado un mecanismo de ahorro de recursos. Eligen entre sus propios aldeanos a una persona con un pequeño camión, que va al mercado y vende allí la cosecha de varios agricultores. De los ingresos recibidos, cada agricultor paga el 10%.

Como ya se ha señalado, el factor más importante para la cohesión social y el buen funcionamiento de la organización local es el éxito que consiguen los vecinos organizándose. Se trata de un motor realmente potente para el desarrollo sostenible.

La cohesión social, la confianza mutua y un liderazgo fuerte son los pilares del desarrollo rural sostenible y pueden utilizarse independientemente de la cuestión de que se trate en diferentes contextos: por ejemplo, mejora de las infraestructuras, desarrollo económico local y uso sostenible de los recursos naturales.

Planificación conjunta y acción colectiva a nivel comunitario

El desarrollo de Konegummez se caracteriza por una fuerte acción colectiva. Organizándose, los miembros de la comunidad han conseguido animar a los organismos gubernamentales a proporcionar servicios básicos como, por ejemplo:

  • De 1940 a 1960a: se crearon una escuela, una oficina de correos, una biblioteca, una tienda de comestibles, electricidad y el primer pozo de agua.
  • En 1999 se gasificó el pueblo y en 2016 se asfaltó la carretera de acceso al pueblo.
  • Los aldeanos construyeron ellos mismos 3 grandes puentes.

En la década de 2000, con el fin de gestionar de forma sostenible los recursos naturales y ocuparse de otros asuntos de la comunidad, se formó un comité informal integrado por 9 aldeanos. El grupo aprendió a identificar los retos y soluciones de la comunidad y a elaborar planes de acción. Cada año, el grupo elabora un plan de acción anual, que se socializa y finalmente se acuerda con los aldeanos. También hay una planificación a largo plazo, centrada en problemas de mayor envergadura.

Tras haber realizado una gran cantidad de trabajo de protección social y medioambiental en la comunidad, los aldeanos comprenden que deben seguir resolviendo los problemas mediante esfuerzos conjuntos. Han surgido líderes comunitarios que gozan de la confianza de los aldeanos. También existe un entendimiento mutuo con las autoridades locales y las organizaciones gubernamentales, que apoyan a las aldeas en la resolución de sus problemas.

Los proyectos de desarrollo contribuyeron en gran medida al desarrollo de la autoorganización de la comunidad local. Los aldeanos no sólo recibieron ayuda económica, sino que también adquirieron conocimientos y aptitudes en materia de planificación, desarrollo del liderazgo, creación de asociaciones sociales, gestión sostenible de los pastos, adaptación al cambio climático, etc. No obstante, los habitantes de Konegummez ya tenían el "espíritu" de aprender y habían tenido en el pasado buenas experiencias de planificación, organización y ejecución del trabajo comunitario en común, la llamada "fuerza de la unidad".

Según los aldeanos, los proyectos internacionales les han ayudado a mirar el mundo desde otra perspectiva, a ampliar sus horizontes, a unirse aún más, a recaudar fondos y recursos para el desarrollo rural sostenible. La mayoría de los miembros del comité pudieron visitar Israel, Kazajstán, Tayikistán y Turquía e intercambiar experiencias y nuevos conocimientos y transmitirlos a sus compañeros de aldea.

Estos conocimientos los utilizan ahora para gestionar de forma sostenible los recursos naturales y proteger y rehabilitar sus bosques.

Gestión sostenible de pastos y ganado

La principal fuente de ingresos de los agricultores es el ganado. Cada año, cuando aumenta el número de pequeños rumiantes, se venden ovejas en el mercado o se destinan al consumo, para mantener la capacidad de carga de los pastos naturales. La venta de ovejas se realiza principalmente en verano. Para uso personal, los animales se sacrifican en otoño y se enlatan como reservas para el consumo hasta el otoño siguiente. En la actualidad, hay 4 rebaños de pequeños rumiantes en el pueblo, con un total de 5.000 cabezas, y 700 cabezas de ganado vacuno.

Además de los productos cárnicos, las familias de agricultores obtienen pequeños ingresos de la producción de queso local (de vaca y de cabra). Recientemente, la demanda de queso de cabra ha aumentado por la gente de los centros urbanos regionales que viaja al pueblo.

Recientemente, los propietarios de animales redujeron en un 30% (de 7.500 a 5.000) el número de pequeños rumiantes de sus rebaños. El número de animales lo controlan los bayars (agricultores elegidos con amplia experiencia en ganadería). Los bayars comprueban el número de animales cada dos meses y advierten a los propietarios para que reduzcan el número de cabezas de ganado si el rebaño supera las 1.000 cabezas. Al final de cada temporada, los ganaderos venden sus animales para reducir los rebaños a 800 cabezas. Los granjeros también empezaron a mejorar la raza del ganado, resistente al duro frío de las tierras altas.

En las sociedades ganaderas, el número de cabezas de ganado no es sólo una cuestión económica, sino también de estatus social. Un número elevado de cabezas de ganado significa un estatus social elevado. Los ganaderos de Konegummez superaron esta trampa social, que conduce a la degradación de los recursos naturales. Los agricultores locales han desarrollado un mecanismo (el llamado bayar) que permite, de mutuo acuerdo, mantener un número de cabezas de ganado que responda a la capacidad de carga de los pastos. La mejor calidad del ganado ovino conlleva una menor susceptibilidad a las enfermedades y mejores precios de mercado.

Cambiar los modelos de cría de animales es un gran reto en las sociedades ganaderas. Requiere acuerdos sociales generalizados dentro de la sociedad, respaldados por los líderes de la comunidad, y sólo funcionará si

  • los ganaderos obtienen un beneficio claro y tangible al reducir el número de cabezas de ganado;
  • existen mecanismos claros y mutuamente acordados para controlar el número de cabezas de ganado.
Intensificar y diversificar la producción agrícola

En Konegummez la disponibilidad de tierras fértiles es limitada. Los agricultores cultivan hortalizas, como tomates, zanahorias, coles o patatas. Casi todas las familias poseen árboles frutales, como manzanos, albaricoques, nogales y almendros. La cosecha se destina primero al consumo familiar y el excedente se almacena para el invierno.

En 2014, los agricultores locales, con el apoyo de un proyecto, construyeron el primer invernadero (90 m²). El objetivo de la construcción de este invernadero era formar a los agricultores locales y adaptarse así a los efectos negativos del cambio climático. Al año siguiente, los agricultores construyeron por su cuenta otros tres invernaderos.

En una parcela arrendada de 33 hectáreas, los agricultores cultivan árboles frutales y hortalizas. Más de la mitad de la cosecha se vende. La parcela se riega por goteo, lo que garantiza un consumo de agua muy bajo.

En los campos de secano arrendados individualmente, los agricultores cultivan trigo por orden del gobierno. En estas parcelas, los ingresos agrícolas dependen del nivel de precipitaciones y, por lo tanto, varían mucho de un año a otro.

En general, en los últimos 15 años, las familias de agricultores han diversificado considerablemente su producción agrícola y la han hecho más resistente a los efectos negativos del cambio climático.

El apoyo inicial al invernadero por parte de un proyecto de desarrollo internacional fue muy útil para proporcionar una tecnología innovadora en este ámbito. La gestión del invernadero y su valiosa demostración, así como las diferentes y nuevas formas de hortalizas, fue un factor muy importante para que los agricultores ganaran confianza en la nueva tecnología. El éxito de la venta de hortalizas y frutas en los mercados cercanos es un incentivo importante para las familias de agricultores.

La diversificación de la producción agrícola a mayor escala (en este caso, a nivel de aldea) depende de que haya gente interesada en probar algo nuevo. En el caso de Konegummez, el anciano y líder de la aldea actuó como "innovador". Este hecho combinó 2 factores de éxito: (1) disposición a probar cosas nuevas y (2) tener como "innovador" a una persona socialmente aceptada, mejor aún en una posición jerárquica superior, como en este caso el líder.

En el caso de las innovaciones costosas, como el invernadero, también parece importante que un actor, en este caso el proyecto de desarrollo internacional, que puede aportar recursos financieros, asuma el riesgo relacionado con un posible fracaso. Esto contribuye significativamente a que los agricultores pobres se impliquen en tecnologías innovadoras.

Captación y gestión sostenibles del agua en zonas semiáridas, incluida la protección de los recursos naturales

El agua para el consumo doméstico como agua potable, así como para el riego en la agricultura y para abrevar el ganado, es un recurso básico y escaso en las zonas rurales de Turkmenistán. Por ello, en un clima semiárido, el agua es un fuerte motor para el desarrollo y la gestión sostenible del uso de la tierra.

En 1991, los habitantes de Konegummez pudieron construir su propio sistema de abastecimiento de agua. Se designó a una persona como mirab (responsable de la distribución equitativa del agua y de la supervisión de los calendarios de riego) para el posterior mantenimiento técnico del sistema.

Además, con la participación de organizaciones internacionales de desarrollo, en 2006 los aldeanos construyeron un pozo de agua para abastecer de agua a nuevas tierras agrícolas destinadas al cultivo de árboles frutales y hortalizas.

Hasta la fecha, el pueblo posee 4 pozos de agua y se han construido 5 presas de captación, en las que se han formado embalses con grandes volúmenes de agua. Estos embalses no sólo abastecen de agua a la población, sino que también sirven de abrevadero para el ganado.

Para proteger las fuentes de agua en las inmediaciones del pueblo, los aldeanos plantaron 10.000 enebros. En estos lugares de conservación, el pastoreo del ganado está fuertemente controlado. La medida ha ido acompañada de una importante reducción del número de cabezas de ganado.

Debido al fuerte crecimiento de la población y al aumento del número de cabezas de ganado, se instó a los aldeanos a buscar soluciones relacionadas con el suministro de agua. Gracias a la clara articulación de sus necesidades y a la aportación de recursos propios, los aldeanos consiguieron el apoyo de organizaciones gubernamentales, así como de la cooperación internacional al desarrollo, para la recogida de agua y la adopción de medidas de gestión.

La principal lección aprendida fue que la captación y gestión del agua no puede tratarse como una cuestión aislada. Está entrelazada con la protección y restauración de los recursos naturales a nivel de paisaje, como los bosques naturales, así como con la gestión de las tierras productivas para fines agrícolas y ganaderos. Sólo si estas medidas se planifican y gestionan de forma combinada, la captación y gestión del agua tendrán éxito.

A nivel técnico, las lecciones aprendidas están relacionadas con la necesidad de establecer pozos de agua y cosechar agua superficial en embalses, para proporcionar agua suficiente a una población creciente, y a la ganadería y también a la producción agrícola diversificada.

La ciencia al servicio de la toma de decisiones

Como parte del proceso de creación de la AMP, se llevó a cabo un estudio de referencia ecológico y de uso de los recursos de la isla de Astola, que proporcionó información de primera mano sobre la importancia y el uso de los recursos de la biodiversidad. Estos estudios contaron con la participación de varios organismos gubernamentales y académicos de instituciones de investigación, lo que permitió concienciar sobre la importancia de las zonas. La síntesis de estos estudios colmó una importante laguna de conocimiento para los responsables de la toma de decisiones y supuso un nuevo impulso para la declaración de la AMP. Esta información también servirá de apoyo a una planificación informada de la gestión de la zona.

Un documental en vídeo sobre el patrimonio natural y la biodiversidad de la isla, así como sobre las amenazas derivadas de la creciente actividad humana, sirvió para apoyar el diálogo con los responsables de la toma de decisiones y fue una valiosa herramienta de concienciación.

Un taller sobre la planificación de la gestión de la AMP de la isla de Astola, organizado con el apoyo técnico de los expertos regionales en áreas protegidas de la UICN, al que asistieron todos los interesados clave en representación del gobierno provincial y federal, instituciones de investigación y la sociedad civil. En el taller se compartieron los resultados de la línea de base socioecológica y se formularon las futuras líneas de actuación para la preparación del plan de gestión de la AMP de la isla de Astola.

La colaboración entre organismos gubernamentales, organizaciones no gubernamentales e instituciones académicas proporcionó una combinación adecuada de conocimientos especializados para realizar las encuestas y transmitir los resultados a los responsables de la toma de decisiones en múltiples formatos. El OCN del MFP también proporcionó una plataforma adecuada con la que convocar a todas las partes y difundir los resultados entre los organismos gubernamentales.

Aunque los estudios proporcionaron información adecuada para la declaración de la AMP de la isla de Astola, se necesitan más estudios para fundamentar una planificación detallada de la gestión. En particular, se necesitan estudios para comprender mejor la dinámica de las poblaciones de fauna y flora tanto en la isla como en las aguas circundantes. Además, se necesitan estudios exhaustivos de las prácticas pesqueras comerciales y artesanales en las proximidades de la isla para regular mejor la pesca en aras de la sostenibilidad.

Colaboración con empresas forestales

Las tierras donde el riesgo de catástrofe es más crítico suelen estar situadas aguas abajo y no pertenecen a la empresa forestal. Las zonas en las que se originan las crecidas repentinas y los flujos de detritos son las cuencas altas situadas aguas arriba. Muchas de estas zonas están gestionadas por la empresa forestal. Por lo tanto, su participación es crucial.

La empresa forestal pretende mejorar la gestión de las cuencas altas mediante la regulación del pastoreo, la prevención de la deforestación y las actividades de reforestación.

Además, en el caso de la solución, la empresa forestal ofreció tierras en arrendamiento a los miembros de la comunidad interesados, que rehabilitarían las tierras, plantarían árboles y cultivarían forraje para su ganado, evitando al mismo tiempo el pastoreo excesivo y la destrucción de la vegetación.

El factor facilitador clave es la colaboración entre la empresa forestal y los usuarios locales de la tierra, incluidos los acuerdos de arrendamiento, que aportan claros beneficios a los usuarios.

La empresa forestal de Shahriston tiene una larga experiencia en la propagación de enebros autóctonos y en la rehabilitación con éxito de bosques de enebros utilizando estas plántulas. Con la ayuda de la GIZ, se valló el vivero forestal para evitar daños causados por el ganado en libertad y aumentar la producción de plántulas de árboles autóctonos.

La colaboración requiere mecanismos claros y la consideración de los intereses de las distintas partes interesadas. Los usuarios de la tierra sólo están dispuestos a asumir la responsabilidad sobre las tierras forestales en caso de acuerdos claros que garanticen beneficios a largo plazo.

La empresa forestal experimenta en algunos casos un conflicto de intereses difícil de abordar. Gran parte de sus ingresos proceden de los permisos de pastoreo expedidos a los ganaderos que pastan su ganado en tierras forestales. Además, existe una presión social informal sobre la empresa forestal para que permita el acceso a un número cada vez mayor de cabezas de ganado. Esto entra en conflicto con la función de la empresa forestal de proteger los pastizales, bosques y selvas y sus servicios ecosistémicos. Mientras estos servicios ecosistémicos no estén suficientemente protegidos, se producirá una degradación de la tierra que aumentará el riesgo de catástrofes. Este problema es especialmente difícil de abordar en un contexto transfronterizo en el que la cuenca alta y los pueblos afectados se encuentran en jurisdicciones diferentes.

Combinación de tecnologías verdes y grises

La gestión del riesgo de catástrofes puede consistir en construcciones protectoras de piedra, hormigón y hierro ("grises") y en el uso de vegetación protectora ("verdes"). La combinación de ambas tiene varias ventajas. Las medidas verdes pueden necesitar varios años antes de ser efectivas. Al mismo tiempo, las medidas grises pueden perder estabilidad con el tiempo, por ejemplo si los cables de los gaviones se corroen o los muros son arrastrados por la corriente de agua. Los árboles bien mantenidos, sin embargo, pueden servir potencialmente para siempre.

La solución incluía la combinación de medidas verdes y grises en diversas formas. Se remodelaron los cauces y se instalaron gaviones para una protección inmediata. Se plantaron árboles, en particular en forma de trípodes de ramas de sauce, reforzados con piedras. Proporcionarán protección a largo plazo.

En una cuenca superior, por encima de un lugar afectado por un flujo de detritos, se bloquearon barrancos con ramas y piedras y se plantaron árboles para estabilizarlos y evitar una mayor erosión. En el lugar de acumulación, los árboles con riego por goteo y protegidos por una valla temporal hacen que la tierra vuelva a ser utilizable y fértil y proporcionarán cierta protección a las tierras situadas más abajo contra futuros flujos de escombros.

Entre los factores favorables cabe citar la disponibilidad de conocimientos y experiencia en ingeniería proporcionados por la GIZ y el correspondiente suministro de maquinaria y materiales. Estos factores se combinaron con la disposición de la población local a contribuir con su trabajo y los materiales disponibles localmente.

La combinación de medidas grises y verdes puede aumentar la rentabilidad de las medidas de reducción del riesgo de catástrofes. El uso de especies arbóreas naturales estabiliza o restablece la vegetación natural y aprovecha los servicios ecosistémicos.

Las medidas verdes pueden verse afectadas por el ganado en libertad o mal pastoreado. Por lo tanto, el vallado temporal, la protección individual de los árboles y una buena implicación de la comunidad local son esenciales para el éxito.

Participación de la comunidad en la planificación, construcción y mantenimiento

A menudo, las medidas de reducción del riesgo de catástrofes no responden eficazmente a las necesidades de la población afectada o no son sostenibles a largo plazo. Esto puede deberse a la insuficiente participación de la población local en la planificación, construcción y mantenimiento de dichas medidas. Las personas afectadas no se sienten suficientemente responsables y esperan que las organizaciones que han construido las medidas también se ocupen de ellas.

La participación de las comunidades locales en la planificación garantizó la integración de sus conocimientos y la atención a sus necesidades y preocupaciones. Se implicaron en los trabajos de construcción e hicieron contribuciones sustanciales en forma de trabajo comunitario voluntario (el llamado hashar) y materiales disponibles localmente. Las comunidades, en un proceso informal de selección social, identificaron a las personas con la capacidad técnica y social adecuada y las nombraron responsables del mantenimiento futuro. En caso necesario, convocarán a la comunidad para realizar trabajos conjuntos.

Las personas encargadas de cuidar las medidas de protección obtienen como recompensa el derecho a utilizar el combustible y el forraje producidos por la vegetación protectora.

La tradición del trabajo comunitario voluntario (el llamado hashar) fue un importante factor facilitador. En un hashar la gente trabaja conjuntamente en un proyecto individual o comunitario y los beneficiarios les proporcionan alimentos.

El acceso a beneficios especiales en forma de leña y forraje estimuló además a la gente a asumir responsabilidades a largo plazo. Las demás personas ven este derecho a utilizar determinados recursos como una recompensa legítima por asumir la responsabilidad de las estructuras de protección.

Para el éxito y la sostenibilidad a largo plazo es crucial implicar a la comunidad en todas las fases, desde la planificación hasta el mantenimiento, pasando por la ejecución. La forma más eficaz es identificar a personas con gran motivación e interés, que puedan actuar como iniciadores e impulsores del proceso y movilizar a otros miembros de la comunidad.